La agrupación mexicana se formó en 1994 y encontró su estabilidad en 1997. Desde esa fecha ha contribuido a la música en español a gran escala durante los 23 años que tiene en el mercado musical. En el 2019 la banda de rock recibió un merecido reconocimiento por su álbum Aztlán; ganó el premio al mejor álbum de rock latino, urbano o alternativo en la 61.ª entrega de los Premios Grammy Latinos.
Ese fue su primer Grammy, sin embargo, el conjunto sí había recibido otros dos en el 2011 y ha obtenido múltiples nominaciones en diferentes ocasiones.
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Actualmente los músicos promocionan su nuevo y séptimo álbum de estudio, Sonidos de kármica resonancia. Este Diario tuvo la oportunidad de conversar con Sergio Acosta, guitarrista de la banda, y nos pudo explicar que el nombre fue escogido por León (vocalista) y que “ya se ha vuelto como un sello de la banda tener estos títulos que tienen un margen de imaginación, con referencias distintas”. Agrega que Sonidos de kármica resonancia habla justamente sobre “la resonancia que nos puede conectar a las personas más allá del diálogo habitual”.
La discografía reúne diez tracks en los que el público podrá apreciar un sonido fresco y un tanto de nuevo de la banda. “Hoy que me siento a escuchar la obra completa, estoy convencido de que es uno de nuestros discos más logrados, una cúspide de madurez en nuestra carrera”, ha dicho el vocalista de Zoé.
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Los mexicanos tuvieron que realizar ciertos cambios para continuar todavía más con su crecimiento. Parte de este nuevo sonido, que ya se ha podido escuchar en sencillos como SKR, Fiebre o Velur (temas que vieron la luz antes del estreno del álbum ayer) se debe en gran medida al giro que dieron en el terreno de la confección sonora, pues dejaron atrás su trabajo con Phil Vinall y se aventuraron a nuevos retos de la mano de Craig Silvey, famoso por trabajar con Arctic Monkeys y Arcade Fire.
El cambio “fue divertido y algo que también veníamos buscando en tiempos pasados. Más que buscar un sonido nuevo, se trataba de la forma de trabajar, de cómo abordar un proceso creativo y lo que nos tiene muy contentos es haber trabajado con Craig Silvey. Nos permitió trabajar de una manera más orgánica, tocando y grabando al mismo tiempo, más alejados de la computadora”, menciona Acosta.
La agrupación estaba en busca de volver a las bases, pero más que nada de poder disfrutar el proceso de hacer música. El séptimo álbum se estrenó ayer junto con el sencillo Popular. La compilación estaba siendo trabajada antes de que ocurriera la pandemia de COVID-19.
“Cuando terminamos la gira de Aztlán”, ha comentado León Larregui, vocalista y líder de la banda, “no tenía ganas de hacer un disco solista, sino aprovechar el momento tan sólido que vivíamos como grupo. La idea era hacer un disco muy rápido, impulsados por nuestra propia cohesión. Empezamos a trabajar y de inmediato salieron unas ocho canciones... hasta que nos cayó la pandemia”.
En la entrevista con EL UNIVERSO, Sergio Acosta dijo: “La pandemia nos obligó a separarnos más de lo pensado, pero hablando del álbum creo que le vino muy bien porque nos dio el tiempo de procesar toda la producción que habíamos hecho, reabordar algunos temas y sobre todo las ganas y hambre de volver al estudio que se acrecentó”. Nunca estuvieron cansados o aburridos del trabajo que venían realizando, así también lo indica Acosta.
Su forma de trabajar es en conjunto, cada uno expone sus ideas, ya sean canciones enteras o pedazos, hasta que llega el día y ponen todas aquellas creaciones sobre la mesa para juntarlas. Poco a poco seleccionan en qué trabajar y suele nacer un promedio de doce canciones. Así de fácil y fluido lo cuenta el guitarrista.
Sostiene que personalmente nunca ha pensado en cómo la gente lo percibe o cómo quiere que lo perciban, sino que se enfoca en realizar buena música, buenos shows y crecer personalmente (y como banda). (E)