Es el invitado infaltable en toda fiesta latinoamericana. Con él han bailado y cantado varias generaciones, de todo estrato social, y sin su música la fiesta no está completa. Wilfrido Radhamés Vargas Martínez, a quien sus seguidores reconocen como Wilfrido Vargas, cumplió 75 años de vida el pasado 24 de abril. A inicios de marzo, su salud sufrió un quebranto por un complicado cuadro de influenza y neumonía, que ya superado lo ha devuelto con más energía a los escenarios con una serie de presentaciones en las que incluye a Ecuador. El cantautor, músico y director de orquesta dominicano conversó con este Diario antes de su show en Guayaquil, ciudad a la que extraña y anhela volver.

Cumplió 75 años: ¿cómo los recibe y qué agradece a la vida? ¿Qué le falta por hacer personal y profesionalmente?

A los 74 años y habiendo hecho todo lo que he querido, aún me falta todo por hacer. Esta es la edad que yo encuentro propicia para aprender, para asimilar, para haber descubierto y visto la película de mi propia vida, pero una película desde las vísceras. Eso me falta por hacer y ya estoy comenzando. Yo creo que el hecho de haber tenido un percance de salud me ha hecho hablar así, me ha hecho dar más fuerza, más productivo, mejor compositor, mejor músico, mejor trabajador, mejor padre, mejor hijo, mejor todo.

Hace un mes fue dado de alta de un fuerte cuadro de neumonía. ¿Cómo vivió estos momentos con su familia?

Hay algo que yo no sé cómo la gente podría interpretarlo. Yo no me di cuenta cuándo estaba enfermo, yo no supe cuándo estaba enfermo, yo no supe lo que pasó conmigo en mi enfermedad, yo no supe nada que no fuera que me dieran de alta. Yo no sabía ni por qué estaba ahí. La pulmonía me quitó todo. No supe más de mí por más de 24 horas. Ya se sanó el paciente y ahí fue cuando me di cuenta todo lo que había pasado conmigo y me di cuenta la cantidad de países que sabían que existía un artista dominicano llamado Wilfrido Vargas. Eso me compromete más, eso me hace y me da más fuerza y compromiso. Por eso, hoy soy un Wilfrido Vargas recargado y lo digo con corazón.

Publicidad

Desde la última vez que vino a Ecuador, ¿qué ha extrañado de nuestro país?

No ha pasado mucho tiempo desde que estuve en Guayaquil, pero estar en una actividad privada no es lo mismo. No quiero aminorar una actividad de la otra. Hablar del festival cumbia, salsa y merenguetón, que no sé quién inventó ese término, me ha devuelto la vida, porque quiero que se haga una comparación entre el Wilfrido Vargas conocido y el de después de esta experiencia. El calor de la gente, ese calor de esa experiencia nueva, es lo que quiero.

Las generaciones actuales prefieren el género urbano. ¿Por qué no han surgido nuevos exponentes del merengue? ¿Qué se necesita para ser o convertirse en un buen merenguero?

Ojalá yo supiera la contestación de esta pregunta, porque hay una cantidad de talentos que hay en la calle. Los que han llegado, no tengo que decir de dónde han salido, casi la totalidad de gente que se ha proyectado realmente en Latinoamérica con el merengue.

Ha sido considerado el padre del merengue moderno. ¿A qué artistas nacientes del género nos recomienda seguir?

Bueno, yo hablaría de todo el movimiento de los que estuvieron conmigo, eso es como una especie de casting. Para llegar hasta acá, hemos sabido probar hasta 50 personas, para que den con el cargo.

Publicidad

Si Wilfrido no se hubiera enamorado de la música y el arte, ¿a qué se habría dedicado actualmente?

Probablemente, hablando de cultura, porque la música es cultura. Soy conferencista, hago muchas cosas. La gente que ve a Wilfrido Vargas lo ve como un artista, pero no es así: yo tengo muchas tareas, yo estoy comprometido con tareas sociales, muchas de ellas bajo mi propio costo, porque así lo quiero.

Para Wilfrido, ¿qué poder tiene el dinero?

No es necesario el dinero.

Publicidad

¿Ha pensado en retirarse de los escenarios?

¿Para qué? ¿Para hacer qué? ¿Qué yo haría no siendo músico. Yo no sé hacer nada, a mí me lo hacen todo y yo lo digo libremente. (E)