La agrupación guayaquileña compuesta por Vida Sotomayor, David López, Jorge Andrade y José Segarra se inició a mediados de 2021 y fue lanzando sencillos de manera constante, sin mencionar un álbum o algo similar; no obstante, el pasado jueves, que trajo consigo el particular 29 de febrero, vio la luz No hay nada que defender.

Compuesto por ocho canciones y con una duración aproximada de veintidós minutos, este es el trabajo debut de Olitas (@o_l_i_t_a_s), quienes destacan también por ser todos compositores y haber incluido al menos una canción cada uno en el álbum. Algo difícil de encontrar en estos tiempos.

La estética sonora de Olitas refresca el actual panorama de música local, en el cual desde hace algún tiempo nos relacionamos de forma directa con el indie. Este cuarteto muestra como su carta principal el folk, rodeado de guitarras, múltiples voces que generan armonías y una clara identidad vintage, atribuida a sus influencias de otras épocas.

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Cabe resaltar el eclecticismo de esta producción. Si bien la base es el folk, hay canciones que se mezclan con synth pop, soul, R&B y demás. De forma personal, recomiendo la canción que concluye el viaje: Bai. Voces y guitarra eléctrica pueden ser todo lo que se necesita para una despedida.

Desde el punto de vista del crítico, la autenticidad puede ser algo esquivo por ocasiones, más aún cuando ya se vinculan ciertos estilos y géneros a la música local; sin embargo, Olitas logró romper el molde y ser un respiro para algo que por momentos estaba volviéndose muy genérico. Si tuviera que encasillarlos dentro de una categoría, sin duda sería música porteña. Dos de sus integrantes se formaron como músicos en Cuba y traen esas raíces en su trabajo.

Lo importante en todo esto será siempre seguir creando y no detenerse hasta sentirse satisfecho con la obra final. (O)