Una de las actividades que más extrañó la población mundial en medio de la pandemia por el coronavirus fueron los conciertos. Nada de pequeñas presentaciones o limitados shows: el mundo quería espectáculos multitudinarios, toparse con sus compañeros de fandom, bailar con ellos codo a codo, como en transporte público, y cantar hasta quemarse la garganta a la voz de su querido artista favorito.