Laura Restrepo presenta en Guayaquil ‘Canción de antiguos amantes’ y dice que la ciudad tiene ‘una de las más estupendas ferias del libro de Latinoamérica’

A Guayaquil, Laura Restrepo la ha conocido, sobre todo, a través de los libros. Pero en su visita a nuestra ciudad para presentar su novela Canción de antiguos amantes (Alfaguara, 2022), nos sorprende de entrada diciendo que le parece que tiene una de las más estupendas ferias del libro de Latinoamérica.

“No solo eso sino que tiene unos clubes de lectura maravillosos que reúnen a muchísima gente y que han sido grandes promotores en esta ciudad”, dice la autora y periodista bogotana de 73 años, y continúa: “Cuenta con librerías bellísimas, grandes y nutridas que más parecen bibliotecas, así que para mí, es un sitio directamente asociado con los libros y con el placer de leer, además de un clima delicioso, lo que los colombianos llamamos ‘tierra caliente’, con todas sus connotaciones”.

Para probar la calidad de escritores que se interesan por la FIL Guayaquil, recuerda que la primera vez que vino, en 2016, el invitado especial era el sudafricano J. M. Coetzee, ganador del Premio Nobel de Literatura de 2003.

También insiste en que es muy propio del Ecuador, tanto de Quito como de Guayaquil, la presencia de los clubes de lectura, fundados “principalmente por mujeres, pero siempre con unos cuantos hombres infiltrados, que de manera muy simpática se incorporan ahí al grupo femenino”. La importancia de estos núcleos, desde la mirada de un escritor, es que juntan generaciones de lectores. “Madres, padres, hijas e hijos que se transmiten la fascinación por ciertos libros, eso habla de una larga tradición. Tal vez en México haya algo similar”, comenta, “pero yo creo que no hay otro país de Latinoamérica donde los clubes de lectura tengan tanto arraigo como en estas dos ciudades”.

La envidiable red de lectores jóvenes e hiperconectados

Los lectores jóvenes, por otra parte, tienen otras formas de congregarse, en plataformas virtuales en las que leen y escriben, pero también como seguidores de booktubers, influyentes de los libros.

Laura Restrepo, que confiesa que no está en las redes sociales, ve fascinante que la juventud se aglutine en torno a los temas que le atañen. “(Son) historias contadas de una manera fresca y espontánea sobre lo que les pasa a los jóvenes, una convocatoria masiva muy interesante. ¡Que nadie se atreva a decir que los jóvenes ya no leen! Pues leen otras cosas, escritas por ellos mismos. Cambian la concepción de la lectura que tienen las generaciones anteriores, para las cuales la lectura era un acto reverencial, con un enorme respeto, una gran distancia, como ante un altar. Ahora los jóvenes leen directo y sin tanta academia relatos que tienen que ver con su vida de familia, su vida sexual, los conflictos de violencia que viven”.

También le llama la atención la lectura masiva de ciertos textos. “También sucedía antes, desde hace mucho tiempo venimos leyendo a Cervantes”, pero eran tendencias que tomaron años en crearse. Con la conectividad actual, grupos de uno y otro continente leen juntos tendencias que “surgen de la noche a la mañana; es interesante y envidiable”.

Eso no significa que el futuro de los libros peligre, en opinión de la autora de Delirio, título que pronto cumplirá 20 años. “Los libros siguen teniendo un fenómeno de perdurabilidad”. Lo que está en el papel, su dimensión física, se convierte en un compañero de por vida.

Sus propios libros, comparte, están hechos sobre la base de conversar con la gente. “Soy periodista, lo sigo siendo en mis métodos, aunque escribo ficción. La conversación con la gente me da miles de historias. Estoy convencida de que la vida de cada uno es una novela, porque vivir es muy difícil, sobrevivir con dignidad, con alegría, no dejarse quebrar siempre es una novela y me encanta que la gente me la cuente. Y los libros son un vínculo muy sabroso para conectarse con la gente, no solamente los propios, sino cualquiera, dos personas que leyeron y se apasionaron por el mismo libro tienen motivos inmediatos de amistad”.

Y así llegamos a Canción de antiguos amantes, un libro al que se resiste a encasillar en un género, pues reflexiona en que hay un quiebre en las fronteras entre la novela, la poesía o el ensayo. Este último título está muy inspirado, por ejemplo, por la leyenda (la reina de Saba, la reina nómada).

Además, les ha regalado a sus lectores numerosas referencias, porque quiso que supieran de qué fuentes ha tomado para esa historia, “en Wikipedia, en Google, en otros libros, preguntando, para que, si el lector se interesa, también pueda seguir la investigación por su cuenta. En ese sentido, Canción se acerca al ensayo, pero sin perder la trama de dos historias de amor”.

Esto tiene otro efecto, mostrar a la literatura latinoamericana fuera del estereotipo exótico, tercermundista, real-maravilloso y violento, y traerla a los temas universales, explorar la leyenda de la reina de Saba y mostrar cómo autores de todo el mundo y todos los tiempos se han interesado por ella. “Entiendo que es una propuesta nueva, que exige por parte del lector, pero quise que fuera también un homenaje muy discreto al Cantar de los cantares, quise que tuviera un ritmo, que invite al lector a seguir, y que fuera una historia de amor en medio de la feroz crisis humanitaria que se vive por el desplazamiento”.

En ese camino la han acompañado músicos invitados a su historia, como Patti Smith, “la reina punk de Saba”, pues su música estrepitosa, gritada, tenía que ver con lo que Restrepo quería describir. Pero también hay “dulcísima música clásica, como los Nocturnos de Chopin. La noche en el desierto es otro planeta”. Y vieja música musulmana, y conjuntos contemporáneos israelíes. “Boleros, también, hay un capítulo que habla de Bésame mucho, y por eso aparecen los Beatles, que también la cantaron”.

Laura Restrepo se despidió hoy de Guayaquil, en el Salón Vicente Rocafuerte del Centro de Convenciones Simón Bolívar, entrevistada por Lola Márquez, con la presentación de su undécima novela. (E)