Una mujer hereda el diario de su tatarabuela, un relato que intenta responder a la pregunta: “¿la gente mala es la que triunfa?”. La guayaquileña Tamara García Layana, en su primera novela (La hacienda de las flores, Editorial Luna Nueva, 2024), explora la familia, la herencia, cómo enfrentan los seres humanos el sufrimiento y cómo transmiten sus saberes a sus descendientes.

Fabiola, la protagonista, recibe un cuaderno que cuenta la historia de amor de su tatarabuela Blanca, que vivió en el Ecuador del siglo XIX. Al leer, descubre el parecido entre ellas y otros secretos familiares: una maldición contra las mujeres, lanzada por otra mujer, y una enfermedad que se transmite en la línea femenina.

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Pero también recibe una guía para romper con ese ciclo y cuidarse de las sombras. Ve cómo su tatarabuela tomó el control de su vida hasta el último detalle, y no se dejó intimidar por la enfermedad ni la muerte. Antes bien, emprendió un nuevo proyecto. En su último año de vida, Blanca decidió escribir para cambiar el destino de su familia.

Antes de morir, les da a su hermana y a su mejor amiga ese diario y un objeto, un collar que, ella cree, podría romper la maldición que hay contra su familia. Ellas deben ayudarla entregándolo a sus sobrevivientes después de que muera.

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García admite que la introducción fue difícil, porque quiso ahondar en los aspectos físicos y emocionales que las mujeres heredan de sus madres y abuelas, lo bueno y lo malo. “En esas primeras páginas, soy yo en todo el esplendor de mi tristeza”, reconoce.

Para abrir este relato ficticio y al mismo tiempo personal, se basó en la vida de su bisabuela, que se casó siendo una adolescente, algo que la autora escuchó de su abuela. No trató de romantizar la situación, pero tampoco quiso evitarla. Y usó el collar para simbolizar el acervo de conocimientos que cada uno recibe de sus ancestros y que le da recursos para romper con ciertos ciclos.

“Este libro es una homenaje a mi abuela, que ahora tiene 93 años”, dice García. “El primer capítulo fue para mí muy doloroso”, reitera. “Cuando uno escribe, se refleja. Habla de lo que está sintiendo, y también de los deseos de su corazón, que en este caso es un amor de verdad”.

La hacienda de las flores está en JBooks (Plaza Mayor y Unicentro) y en Librería Urdesa. En Quito y Guayaquil puede conseguirse en The Owl (Paseo San Francisco, Albán Borja). (F)