“Ella está loca por Harry”, así vendió la revista estadounidense Vanity Fair su portada de septiembre 2017 con una entrevista con la actriz Meghan Markle, quien en esa fecha estaba próxima a convertirse en la esposa del príncipe Enrique de Inglaterra y de recibir el título de duquesa de Sussex, pero cuyo compromiso permanecía hasta entonces en secreto.
En la nueva biografía de Markle escrita por Tom Bower se da a conocer que, aunque Markle declaró para Vanity Fair que ella y Enrique “eran solo dos personas muy felices y enamoradas”, se le había pedido a la prometida del príncipe que se mantuviera alejada de expresar mayores comentarios sobre su relación amorosa.
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Además, Markle reaccionó con furia a la publicación por centrarse en su vínculo personal con Enrique y no en su trabajo como actriz o filántropa y se desquitó con su oficina relaciones públicas, Sunshine Sachs.
“Consciente de que Diana y Sarah Ferguson se habían destruido a sí mismas en las entrevistas, Enrique le había solicitado a Meghan que mantuviera silencio sobre temas delicados: Donald Trump, la raza, su relación y especialmente él mismo. No debía ser mencionado”, revela un párrafo extraído de la publicación Revenge: Meghan, Harry and the war between the Windsors.
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Además, la publicación tuvo un efecto no deseado por el palacio en Reino Unido: “La entrevista provocó reacciones sensacionalistas: Meghan había usado su relación para promocionarse. La hollywoodización de la familia real había sellado el destino de Meghan como prometida de Enrique”, escribe su nuevo biógrafo.
Finalmente, los enamorados anunciaron su compromiso en noviembre del 2017, dos meses después de la publicación de Vanity Fair y se casaron el 19 de mayo del 2018.
Bower cuenta también que Meghan estaba tan enojada que llamó a Sam Kashner, el periodista que realizó la entrevista y dijo: “Pensé que esto podría ser una amistad sincera. Ahora dudo que eso pueda suceder”.