La bonita vecindad del programa “El Chavo del 8″ reunió grandes talentos que dieron vida a los personajes que nadie en Latinoamérica, podrá olvidar. Y Ramón Valdés, mejor conocido como Don Ramón, no será la excepción, con una humildad que traspasó la pantalla, el artista se ganó el cariño de millones de fans con su especial carácter y gran corazón.

Nacido el 2 de septiembre de 1923 en Ciudad de México, el actor llegó al programa cuando el productor Roberto Gómez Bolaños, “Chespirito”, creó su personaje sin mucha creatividad, pues simplemente calcó su nombre, la personalidad, su forma de vestir y hasta sus rasgos naturales.

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Y como el resto de los integrantes del programa más querido de la televisión infantil latina, tuvo una vida dura que perduró hasta sus últimos días, cuando murió producto de una enfermedad.

El triste final que tuvo Don Ramón tras la “mala paga” de “Chespirito”

Criado en una familia numerosa y de escasos recursos en Ciudad Juárez, Ramón Valdés se reestrenó en la pantalla chica, a sus 47 años en el año 1971, en el programa de “El Chavo del 8″, tras una trayectoria artística consagrada que le permitió realizar 70 películas, publicó Infobae en una reseña.

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“Sé tu mismo”, fue la única indicación que le dio el Roberto Gómez Bolaños a Ramón Valdés cuando iniciaron las grabaciones, tomando el papel que lo catapultó a la fama al darle vida a un personaje cascarrabia, pero a la vez noble, que era capaz de enternecer a grandes y pequeños.

El vestuario desaliñado, de jeans desgastado, camiseta y unas viejas zapatillas, junto al icónico gorrito, serían las prendas que siempre mostró en la serie y que para asombro de muchos, le acompañaban habitualmente, cada mañana cuando llegaba al set y al retirarse en las tardes tras grabar.

Aunque la actuación le dio fama, nunca consiguió una vida de lujos y riquezas para él y su extensa familia, tras pasar por tres matrimonio y procrear 10 hijos. Muchos momentos difíciles estuvieron en su vida, y haciendo caso omiso a su situación financiera un día dijo adiós al programa para nunca volver.

“Nací niño y sigo siendo chavito: tengo el carácter de niño y los chavitos me entienden bien”, solía decir Ramón Valdés en entrevistas, haciendo referencia a su carácter jovial y a la manera de llevarse con los más jóvenes, que fue su público predilecto por siempre.

Por cariño era llamado “Monchito” como le decían desde la infancia sus conocidos, apodo especial, al igual que las frases que él mismo incluyó de manera improvisada en las escenas del show: “Si serás, si serás” y “Con permisito, dijo Monchito”.

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Así fue la renuncia de Don Ramón

Y aunque sus años en el cine y el resto de los papeles que hizo al lado de “Chespirito” le dieron una estabilidad económica durante una década, al actor no tuvo miramiento alguno para decidir dejar atrás su personaje en 1979, luego que la relación entre Gómez Bolaños y Florinda Meza se hiciera formal.

A los pocos años, “Doña Florinda ya era la encargada de la producción de los programas y eso detonó varios resquemores entre el elenco. Y Ramón fue uno, quien más de una vez hizo pública su preferencia de entenderse directamente con el productor, y no con su esposa.

Y finalmente la partida de Carlos Villagrán, el recordado “Quico”, terminó por empujarlo a salir del programa. Para Valdés fue una gran injusticia que su amigo fuese despedido por los “celos” que el personaje del comediante de “cachetes inflados” le generaban a “Chespirito”.

Desde ese momento, comenzó el periplo de Don Ramón para subsistir en papeles que no le dieron nunca el éxito logrado en el “Chavo del 8″. Hizo un dúo con Villagrán que no funcionó, probó actuar hasta en un circo que hizo una gira por Latinoamérica.

Su salud se iba deteriorando con el pasar de los años, por su adicción al cigarrillo, que provocó un cáncer de estómago del que fue operado. Aunque sus médicos le aconsejaron que era cuestión de vida o muerte que dejara de fumar, no consiguieron que abandonara ese vicio que lo llevaba hasta hacerlo en la habitación del hospital.

El actor sobrevivió más de lo pronosticado por los galenos, y a 4 años de su cirugía para extirpar el tumor cancerígeno, murió el 8 de agosto de 1988, a sus 64 años.

Sus amigos, el “Señor Barriga” Édgar Vivar, junto a Carlos Villagrán y el Profesor Jirafales, se reencontraron para ofrecerle el último adiós al gran comediante que México vio consagrarse. María Antonieta de Las Flores, “La Chilindrina”, no pudo ir porque se encontraba trabajando en Perú. Pero el hombre que reconoció el talento actoral que tuvo en vida, no se acercó al funeral.

Los grandes ausentes fueron Gómez Bolaños y su compañera Doña Florinda, haciendo recordar la reiterada advertencia de la mujer de los rollos en la cabeza y delantal, que irónica o sarcásticamente prevaleció en la realidad: “¡No te juntes con esa chusma!”.

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