Naranjito es parte de su historia, es el cantón donde empezó su emprendimiento y en el que sus recetas conquistaron paladares. No son creaciones extravagantes. Sus sabores evocan a la cocina casera, al aroma que inunda las casas cuando las abuelas preparan, con todo el amor, platillos que se adhieren en nuestra memoria gustativa y que se vuelven parte de la herencia cultural de una familia y sus distintas generaciones.