Ir a un centro de detención de menores o asistir a un campamento de verano cristiano: a una de esas opciones fue sometido Will Hawkins, un adolescente conflictivo, en la película A Week Away (El campamento de mi vida), estrenada el 26 de marzo en Netflix.
Will, interpretado por el actor estadounidense Kevin Quinn (El halloween de Hubie), opta por la segunda alternativa: acudir al campamento. Allí conocerá a Avery, a quien da vida la estadounidense Bailee Madison (El mundo mágico de Terabithia, Good Witch). Madison, además de actuar en la cinta, también es productora asociada.
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La vida de Will tendrá un cambio desde su llegada al sitio al que también asisten más jóvenes como él y vivirán aventuras propias de la edad, de un adolescente que pasa a la adultez.
“Agradecemos el duro trabajo de todos los involucrados en A Week Away y nos sentimos muy orgullosos de la película que hicimos juntos. No podría hacernos más ilusión que el largometraje tenga la oportunidad de dibujar una sonrisa en millones de caras”, dijo Steve Barnett, uno de los productores de la película.
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“Hicimos una película ideada para entretener al tiempo que explorar los temas universales de la familia, la amistad y la aceptación. No hay mejor momento que el ahora, ni mejor compañero en el planeta que Netflix, para ayudar a compartir ese mensaje”, agregó Alan Powell, también productor de la cinta.
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La cinta, dirigida por Roman White, fue grabada en Nashville, Tennessee.
La crítica para El campamento de mi vida por parte de los sitios especializados no ha sido muy favorable, sin embargo, ha logrado llamar la atención del espectador. En Ecuador se encuentra entre las 10 más vistas en la plataforma de streaming.
“Es tan pulcra, transparente y apta para niños como una ensalada de gelatina”, dijo Amy Nicholson, de New York Times.
“Un trabajo extrañamente anticuado de Netflix que mezcla con liberalidad los valores cristianos con la indulgencia demográfica de Disney, con resultados alegres pero sin alma”, señaló Guy Lodge, de Variety.
“Un musical adolescente empalagoso, peor que lo que se ve en Disney Channel, con actuaciones poco memorables y canciones flojas, y que además parece de otra época”, comentó Adrian Horton en The Guardian. (I)