Brigitte Bardot, fallecida este domingo a los 91 años, desarrolló una carrera cinematográfica decisiva que la convirtió en una figura paradójica dentro de la cultura francesa: fue al mismo tiempo emblema de la emancipación sexual femenina y objeto de deseo.
Admirada por intelectuales como Marguerite Duras y Simone de Beauvoir, así como por cineastas de la talla de Jean-Luc Godard y François Truffaut, ‘BB’ participó en cerca de medio centenar de producciones. Entre ellas, seis títulos fueron señalados por la propia actriz como los más representativos de su trayectoria.
El primero de ellos es Et Dieu… créa la femme (1956), conocida en español como Y Dios… creó a la mujer. Dirigida por Roger Vadim, entonces esposo de Bardot, la cinta presenta a Juliette Hardy, una huérfana de 18 años cuya sensualidad irrumpe en la vida de Saint-Tropez. La película quedó marcada por la escena del baile en un bar al ritmo de mambo, que escandalizó a sectores de la sociedad francesa y consolidó la imagen internacional de la actriz como símbolo sexual.
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Dos años después llegó En cas de malheur (1958), titulada en español En caso de desgracia o El amor es mi oficio. En este filme de Claude Autant-Lara, Bardot interpreta a Yvette, una joven delincuente que recurre a un abogado experimentado, encarnado por Jean Gabin, para resolver un problema judicial. La relación entre ambos personajes, atravesada por la atracción y el conflicto, reforzó la construcción de ‘BB’ como icono erótico.
En 1960, Bardot alcanzó uno de los puntos más altos de su carrera con La Vérité (La verdad), dirigida por Henri-Georges Clouzot. En el papel de Dominique Marceau, la actriz se sitúa en el centro de un juicio por el asesinato de su examante, dando vida a un drama que cuestiona la moral y la hipocresía de la sociedad francesa de la época.
Tres años más tarde protagonizó Le mépris (1963), conocida como El desprecio, bajo la dirección de Jean-Luc Godard. En esta obra emblemática de la Nouvelle Vague, Bardot encarna a Camille Javal, una mujer atrapada en la desintegración de su matrimonio, en una historia que reflexiona sobre la incomunicación y la mercantilización del cine.
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En Viva Maria (1965), dirigida por Louis Malle y con guion de Jean-Claude Carrière, Bardot compartió pantalla con Jeanne Moreau. Ambientada en una revolución latinoamericana ficticia, la película presenta a dos mujeres que rompen moldes y terminan liderando una lucha por la libertad.
El recorrido seleccionado por la actriz se completa con L’ours et la poupée (1970), o El oso y la muñeca, una de sus últimas apariciones antes de su retiro en 1973. En esta comedia de Michel Deville, Bardot interpreta a una sofisticada parisina que se obsesiona con un hosco violoncelista ajeno a sus encantos, en una versión particular de La Bella y la Bestia. (E)
