La primera vez que Carlo Colombara vino a Ecuador fue como ingeniero industrial, en 1978. Luego de cumplir con las asignaciones regresó a su natal Novara, en la región de Piamonte, en Italia. Pero, su destino estaba marcado en territorio ecuatoriano, así que regresó en 1982, por varias razones, una de ellas su esposa, Cecilia Haro. Un año más tarde nació su hija Carla. Hizo suya esta tierra, que ahora lo vio partir.

“Yo vine a armar completamente una fábrica que producía puertas y tuberías plásticas. Mi papá fue uno de los primeros gastrónomos italianos de nuestra región. Me enseñó todo el uso del fuego, de las finas hierbas”, comentó Colombara, en una entrevista para este Diario, en el 2014.

Fijada su residencia en Guayaquil, Colombara puso en práctica lo que había aprendido de su padre, Pietro, y por consiguiente terminó convirtiéndose en un ícono de la comida italiana en el Puerto Principal.

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Junto con su hija Carla conducían los restaurantes La Casa di Carlo y Carlo y Carla.

La docencia también formó parte de su vida, pues cuando tenía 76 años comenzó a dar clases de cocina. Enseñó su arte a través del programa Mamma Mia, en La Casa di Carlo.

“Carlo fue uno de los ‘papás’ de la cocina en Guayaquil. Todos los de mi generación lo conocimos cuando empezábamos, hace 30 años más o menos, y él ya era aquí un chef respetado, tenía restaurantes. Uno de los chefs más queridos. Siempre nos hemos mantenidos unidos, todo el gremio, y él junto con otros de su generación en los años 90 más o menos, dirigían, marcaban la pauta de la cocina, en esa época la cocina europea era muy marcada.”, señaló Santiago Granda, director de La Escuela de los Chefs.

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“Él fue uno de los pioneros en introducir la cocina italiana en Guayaquil en varios restaurantes y a través de eso empezar a formar cocineros, que luego fueron chefs de restaurantes. Muchísimos cocineros pasaron por su negocio, luego algunos se independizaron... Es uno de los grandes formadores que ha tenido la ciudad”, agregó Granda.

El director de La Escuela de los Chefs también resaltó la personalidad de Colombara. "Siempre que nos encontrábamos tenía una sonrisa, un chiste para todos, un mensaje de aliento para cualquier problema. Siempre tuvo una mente positiva, él pasó por muchas crisis de Ecuador, pero en ninguna de las crisis económicas, sociales que tuvimos lo vi pesimista, su mensaje, su comentario era vamos a salir adelante, la cocina siempre va a salir adelante, tenía claro que la cocina de él no iba a morir, la gastronomía iba a resurgir y de esa forma él se reinventaba...", afirmó Granda. (I)