Era un miembro muy importante para la familia real británica. Seguido de cerca por la prensa y codiciado por muchas solteras aristócratas e integrantes del espectáculo. Pero él decidió dejarlo todo por amor a una mujer estadounidense divorciada. Esta historia suena muy actual pero no, sucedió hace más de 80 años. Su protagonista fue Eduardo VIII, monarca del Reino Unido, los dominios de la Mancomunidad Británica y emperador de la India, quien el 10 de diciembre de 1936 -tras menos de un año de reinado- abdicó para casarse con la socialité Wallis Simpson.

Este suceso causó una crisis constitucional y sacudió los cimientos de la casa real más mediática del Viejo Continente. Entonces su hermano, el rey Jorge VI, padre de la actual reina Isabel II, lo sucedió, mientras que el exsoberano fue repudiado.

Con el anuncio que el príncipe Enrique y Meghan Markle, los duques de Sussex, hicieron a inicios de año, de alejarse de sus deberes reales, surgieron los paralelismos con el tío bisabuelo del hijo menor de la fallecida Diana, princesa de Gales.

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Wallis Simpson y Eduardo VIII fueron acusados de tener simpatía con los nazis.

Pero también existen muchas diferencias. Por ejemplo, Eduardo VIII ya era rey (aunque nunca llegó a ser coronado), mientras que Enrique apenas se encuentra en la sexta posición en la línea de sucesión al trono británico y existe la posibilidad de que en un futuro, cuando su hermano Guillermo se convierta en rey, su figura dentro de la familia real se vea muy reducida, si se toma en cuenta que tiene tres sobrinos que lo anteceden y quienes tendrán papeles más relevantes.

La periodista y escritora real Margaret Holder cree que la decisión de los duques de Sussex se estaba tomando hace meses, al considerar que estos se sintieron marginados ya que los planes para mantener a la monarquía segura de cara al futuro aparentemente no los incluían a ellos ni a su pequeño hijo Archie.

Eduardo VIII -cuya historia curiosamente fue retratada recientemente con mayores detalles en la exitosa serie The Crown- aparte de la resistencia de su familia, renunció a la corona británica principalmente porque el Parlamento no respaldó su matrimonio con Simpson. En la actualidad la realeza se ha relajado un poco con el tema del divorcio, por lo que permitió la unión de Carlos con Camila Parker Bowles, su eterna amante, así como el matrimonio del mismo Enrique con Meghan, la exactriz que estuvo casada con el productor Trevor Engelson.

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Con la renuncia al trono Eduardo VIII retomó su título de príncipe y obtuvo el tratamiento de Su majestad real el duque de Windsor. Finalmente se casó con Simpson en junio de 1937 y se exilió en Francia, además de recibir ayuda financiera por parte de su hermano, esto pese a que había acumulado una considerable fortuna con las regalías que le dejaba el Ducado de Cornualles cuando era príncipe de Gales. Pero Eduardo mantuvo una relación tensa con su familia, en especial con su madre, la reina María de Teck, quien nunca le perdonó su renuncia al trono para casarse con la estadounidense; así como con el rey Jorge VI, y la reina Isabel II.

Hoy algunos medios británicos se encuentran enojados con Meghan a quien señalan como la culpable de la decisión de Enrique. Los duques de Sussex, por decisión de la Isabel II, podrán mantener sus títulos nobiliarios, no así el tratamiento de su alteza real o la ayuda económica basada en la subvención soberana, aunque ellos -a diferencia de Eduardo VIII- habían expresado a la casa real su deseo de ser independientes económicamente. Hoy la pareja más popular de la casa Windsor vive una especie de exilio en Canadá, donde trata de llevar una vida lejos de los paparazzi y la prensa sensacionalista. Pese a ello, la monarca no ha dejado desamparado a su nieto, más bien dijo que apoyaba que él y familia vivan una vida más independiente. (I)