Es usual escuchar a alguien decir siempre que los autos de antes eran mejor, pero qué hay de cierto en ello.

Normalmente se argumenta que el material del que estaban construido era más grueso y hacían más seguro al vehículo y más resistente a los golpes. Toman como ejemplo que los carros actuales tras un leve impacto se hunden. Sin embargo, todo esto es incorrecto de acuerdo con lo que indican expertos. 

Un vehículo es un medio de transporte, para muchos necesario, y dependiendo de quién los maneje también pueden ser peligrosos si se anda a altas velocidades.

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Cuando esto último pasa y un carro impacta contra otro o se estrella contra otros objetos, el metal se vuelve frágil por la gran energía cinética que produce la velocidad. Por ejemplo, según un análisis del sitio de tecnología Xakata, dice que si auto impacta un árbol o muro de concreto a 100 km/h haría que sus ocupantes se vieran sometidos a una desaceleración muy alta y por ende sometidas a fuerzas muy grandes y a los daños que esto puede producir, incluyendo la muerte.

Otro punto de análisis es la inercia que sufre una persona cuando un carro frena totalmente. El cuerpo sigue el movimiento que tenía antes de que se detenga el carro, por ello, se debe usar el cinturón de seguridad para evitar golpes con el volante o tablero, o peor aún, salir disparo por el parabrisas. 

Construcción de autos

Todos estos datos no estuvieron presentes en el análisis de conducción en los albores de la industria automotriz y durante mucho tiempo después.

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Las primeras investigaciones sobre cómo mejorar la seguridad de las personas que usaban los autos empezaron en la década de 1950, usualmente con coches concepto que no tuvieron el éxito esperado. Entre ellos el  Cornell-Liberty Safety Car y un poco antes con el Tucker, que puso cinturones de seguridad de dos puntos y otras seguridades en la carrocería.

En esos tiempos lo importante para los fabricantes era lo que podía soportar de peso el carro, la velocidad y cuántas personas entraban, sin pensar en cómo mejorar el rendimiento frente a impactos.

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Volvo fue el primero en usar un cinturón de seguridad de tres puntos a finales de los 50, así como los apoya cabeza. 

La bolsas de aires (airbags) aparecieron en 1971 en un Mercedes Benz, pero no se produjeron hasta 1981, y recién en los 90 se comenzaría a generalizar su uso. Actualmente se usan en varias partes de la cabina, no solo para las personas que van a adelante.

Los estudios y las normativas fueron apareciendo durante varias décadas. Además los organismos que evalúan este ámbito, como el Euro NCAP, aparecieron en los 90, llevando a cabo pruebas para saber qué tan seguros eran para las personas al momento de estrellarse y calificándolos con estrellas.

Mientras que en Estados Unidos el Insurance Institute for Highway Safety (IIHS) ahora realiza pruebas de impacto y reúne estadísticas de accidentes. 

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Luego de ello, la seguridad para proteger a los ocupantes se convirtió en un factor que puede incidir la elección de un vehículo. Por ende, los fabricantes también fueron tomando más en serio el tema para perder en esta área.

¿Que aguante los golpes?

Así fueron nacieron elementos para darle mayor protección a las personas que usaban los vehículos, entendiendo que a pesar de lo que piensa algunos, un carro muy rígido e indeformable pasa toda la energía del golpe a los ocupantes, exponiéndolos a daños mayores. 

Al contrario, un carro cuyos materiales pueden absorber la energía del impacto sería mejor, pero si se exagera pueden terminar provocando que los ocupantes sean aprisionados y aplastados entre el metal. 

Hay carros que golpes a baja velocidad apenas se abollan o arrugan, pero a altas velocidades pueden ser peores de lo que se espera. Hay otros en los que puede pasar lo contrario. 

Al final lo indicado sería una combinación conveniente de los estados, es decir, tener partes que se puedan deformar de forma controlada para absorber la energía del impacto, como la columna de dirección colapsable. Así como tener otra partes de la estructura rígidas para impedir que se deformen y protejan a las personas dentro de la cabina. 

Cada vez hay más avances en ese sentido, por lo que los carros actuales son más seguros que los que se construían hace 10, 20, 30 o más años. 

Todo esto es lo que se llama seguridad pasiva, para reducir los daños al mínimo en caso de accidentes, pero aún hay otra área en la que trabajar bastante: en la prevención de accidentes. 

Con este último fin las marcas también van creando herramientas que ayuden a los conductores a estar más alerta sobre lo que hay en la vía o a tener un mejor control del auto, como, por ejemplo, el sistema ABS que impide que los frenos se bloqueen -algo ya obligatorio en muchos países-, el control de estabilidad,  

En algunos caso la tecnología ya ha llegado a tomar el control de la situación ante el riesgo inmediato de impacto, como el frenado automático, la velocidad crucero, alerta de punto ciego, mantenimiento de carril. Pero es algo que aún tiene niveles de precios muy altos.

En definitiva, añorar la construcción de los carros antiguos no es algo válido comparándolos con la seguridad que tienen los actuales, aunque hay excepciones dependiendo del vehículo. (I)