Las vitrinas del museo guardan una pelota de cuero a medio inflar, una caja de canicas, una muñeca de trapo deshilachada y automóviles y trenes de hojalata a cuerda. A primera vista cuesta creer que esos juguetes antiguos hayan sido una herramienta vital en la génesis de uno de los movimientos políticos más influyentes de América Latina.