El 22 de septiembre de 2020 quedará en la historia como una de las fechas más bochornosas de nuestro fútbol, porque trajo consigo una de las tantas muestras de la renuncia a la soberanía de los Estados en favor de dos de las entidades más poderosas y más corruptas del planeta: la FIFA y la Conmebol. Su poder pasa por encima de las constituciones y las leyes de los países y ante él se inclinan presidentes y jefes de Estado democráticos, reyes y jeques, y los más fieros dictadores y sátrapas. ¿Una minúscula prueba? La Federación Ecuatoriana de Fútbol, según la opresiva Ley del Deporte que nos rige, solo está sometida a sus estatutos y a las órdenes de FIFA y Conmebol.