La tribuna se iba llenando y todo el que entraba la miraba como a un extraterrestre. No entendían. Y ella nada, a lo suyo, concentrada, animosa, valiente, sin importarle el qué dirán. La descubrimos una gélida tarde de julio (¿acaso la más fría de la historia del Paraguay…?) en el estadio de Sportivo Luqueño. Se dice que Paraguay tiene sólo dos estaciones, la del verano y la del ferrocarril; ese atardecer invernal lo desmintió. Jugaban por la Copa América de 1999 Colombia y Argentina. El único que pasó calor en esa inclemencia fue Martín Palermo, pobre, quien falló tres penales y entró en el Libro de los Récords Guiness. Les dio pasto a quienes lo llamaban tronco. “¿No te dije que era de madera…?” Y… no, no era habilidoso, Martín, pero tampoco un palo seco, sí un goleadorazo en una jornada fatal.