Primer round a favor de River. El tan esperado combate de ida entre River y Boca por la semifinal de la Libertadores se saldó sin mayores dificultades para el dueño de casa. No lo noqueó, pero demolió en las tarjetas. Casi no hubo pelea; Boca estuvo lejos de ser un rival peligroso. Más que eso: ni siquiera fue incómodo. Uno de los superclásicos más tranquilos para las huestes millonarias, de los once oficiales que han jugado en la era Gallardo, cuya estela exitosa se prolonga para desesperación boquense. Lleva cinco años el técnico riverplatense en el cargo, con dos Libertadores ganadas, una Sudamericana, tres Recopa… Y Boca cero en el orden internacional.