“El VAR vino a limpiar el fútbol, a transparentarlo”, declaró a La Nación en una larga entrevista Néstor Pitana, el árbitro que abrió el Mundial con Rusia-Arabia Saudita y lo cerró con Francia-Croacia. Curioso: no eligió el término mejorar, habló de higiene. Es lo que los detractores de esta tecnología (ya quedan pocos) no logran advertir: cuando el VAR funcione como un reloj, los favores arbitrales –que existieron toda la vida– van a disminuir hasta casi desaparecer. “No puedo hacer nada”, van a terminar diciendo algunos jueces. Y será cierto, no podrán. Todavía falta para eso, pero va a llegar.