Once goles en tres partidos el domingo, 14 el lunes en cuatro cotejos. Veinticinco gritos en dos días. ¡Qué Mundial estamos viendo...! Goles preciosos, por acierto de los atacantes más que por error de los defensores. Y no solo la red está feliz, ida y vuelta permanente en todos los enfrentamientos (juegue quien juegue), fútbol de agradable sabor, refrescante. Los adoradores del pasado están de malas: esto es espectacular.