Si algo identifica a Alejandro Sanz es su capacidad para enamorar, incluso al público masculino, con sus canciones y su voz, que a lo largo de los años pareciera no haberse debilitado ni un poco.

Así lo demostró el pasado jueves ante sus fanáticos en el estadio Alberto Spencer, en Guayaquil, en un show que sorprendió no solo por su buen desempeño sino por el montaje de su escenografía.

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En casi dos horas de repertorio, una macropantalla LED cobró vida en cada una de las interpretaciones del cantautor español. Un soleado atardecer, una noche de luna llena, un cielo repleto de estrellas y constelaciones, y otras impactantes imágenes cautivaron al público.

La cita con el español se inició a las 20:40, luego de la presentación del manabita Gustavo Herrera, quien abrió también el concierto que Alejandro Sanz ofreció en el 2010 en el mismo lugar.

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A las 21:17, con continuos gritos de la gente, Sanz apareció en el escenario. Llamando a la mujer acción fue su canción de apertura. Esta fue seguida por Cómo decir sin andar diciendo, Se vende y Desde cuándo, composición que hizo delirar a sus seguidores.

Alrededor de veinte canciones, entre ellas Quisiera ser, Camino de rosas, Cuando nadie me ve, Mi soledad y yo, Corazón partío, No es lo mismo, No me compares, La música no se toca, Y si fuera ella y Amiga mía, integraron el repertorio en el que además de Sanz se lucieron sus diez músicos: Mike Ciro (director de orquesta y guitarra), Alfonso Pérez (piano, teclado y coros), Carlos Martín (vientos, percusión, teclado y acordeón), Nathaniel Townsley (batería), Chris Hierro (teclado y coros), Julie Acosta (trompeta, percusión menor y coro), Brigitte Sosa (bajo), Jackie Méndez y Sara Devine (coros), y Brittany Denaro (guitarra eléctrica).

Esta última tuvo la oportunidad de lucirse en los dos solos de guitarra que tuvo en el concierto. Quien también ofreció una destacada intervención fue Devine, quien hizo dúo con Sanz para cantar Looking For A Paradise.

Poco antes de que culmine su presentación, fanáticos lanzaron al cantautor una bandera de Ecuador. Él la agarró y alzó, en señal de agradecimiento. Al poco tiempo, otra cayó a sus pies. La diferencia es que era la mitad de Ecuador y la mitad de España. “Esta sí está completita”, anotó el cantante, entre risas.

Esa fue solo una de las tantas interacciones entre el artista y su público, demostrando su sencillez y buen humor. Él agradeció a los asistentes, los animó a cantar, preguntó cómo la estaban pasando, expresó su cariño con un “los quiero mucho” y hasta se disculpó por la lluvia, que no cesó durante su recital.

Luego de La música no se toca parecía que el show había culminado, pero a los pocos minutos retornó a las tablas para cantar dos de sus clásicos: Y si fuera ella y Amiga mía, y luego hizo gala de sus dotes de bailaor y de sus raíces, con un zapateo de flamenco que selló su paso por Guayaquil.

Más datos
Hoy, a las 20:30, en el coliseo General Rumiñahui, en Quito, Alejandro Sanz culmina su visita a Ecuador.

Las localidades son silla top box $ 220, silla golden box $ 180, silla vip $ 150, butaca $ 100, preferencia $ 90, general $ 40 y general MV $ 36,36. Están a la venta en el sitio web de Ticket Show y en los locales de Musicalísimo.