Daniel Radcliffe tuvo que decidir cuál sería la primera película que protagonizaría después de la serie Harry Potter, y no lo hizo a la ligera. Pese a demostrar su versatilidad actoral en obras de Broadway como el drama Equus y la comedia musical How to Succeed in Business, se sintió presionado a mostrar que también podía ser más que un mago en la gran pantalla.