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Crítica de cine.- Premiada en el Festival de San Sebastián en el 2008, Amorosa Soledad es una película encantadora e inteligente, una pequeña pero agradable sorpresa que nos ofrece el cine argentino contemporáneo.Su trama gira alrededor de Soledad (Inés Efron), una veinteañera un poco extraña, independiente y autosuficiente, que sufre su primer desencanto amoroso.Tras ser abandonada por su novio, promete hacer honor a su nombre por al menos tres años para evitar el dolor de otro fracaso sentimental. Pero con el tiempo este aislamiento afectivo la empieza a consumir, hasta el punto de volverse exageradamente hipocondriaca. Como en toda comedia romántica, siempre aparece el galán capaz de derribar esa coraza. Aquí el encargado es un arquitecto (Nicolás Pauls), que la acepta a pesar de sus neurosis y obstinaciones.El mundo de esta joven protagonista se limita a una ajetreada y apartada madre que se acerca a ella insistentemente, pero solo a través del teléfono; un cariñoso padre al que casi nunca ve y un amigo confidente con el que comparte la sociedad de un local de decoración, al que se vuelca mientras intenta sobrellevar las pequeñas dificultades cotidianas que implica la independencia, además de los traumas y angustias que le provocan su personalidad obsesiva.Sin embargo, cuando Soledad recibe una visita inesperada de su ex pareja, quien le pide una reconciliación, se replanteará su vida...Este filme recorre ese tiempo de soledad y retraimiento, apoyado en la actuación de una talentosa actriz que nunca abandona la pantalla, y alrededor de la cual gira una docena de actores que entran y salen como en una obra de teatro.Es la que lleva adelante la historia con una naturalidad asombrosa, emanando inocencia y calidez. Vemos sus experiencias de amor y desamor, sus actos banales y cotidianos, sus frecuentes e innecesarias consultas a los médicos en el hospital. Y, aunque mantiene reiteradas conversaciones telefónicas, su incomunicación con los demás es casi total.De los demás actores, con tan poco tiempo de aparición en la trama, se puede decir que hacen sus partes correctamente. Aunque es especialmente admirable la fugaz pero contundente presencia de Ricardo Darín, como padre de la protagonista.Victoria Galardi y Martín Carranza debutan en la dirección de largometrajes con esta comedia con toques de drama que cuenta con un guión mínimo, pero preciso y eficaz.En definitiva, Amorosa Soledad es una película amena, con una mirada íntima, sensible y sutil que les hará salir del cine con una sonrisa relajada, lo cual se agradece mucho en estos tiempos.","isAccessibleForFree":true}
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Premiada en el Festival de San Sebastián en el 2008, Amorosa Soledad es una película encantadora e inteligente, una pequeña pero agradable sorpresa que nos ofrece el cine argentino contemporáneo.
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