“Vive le mélodrame où Margot a pleuré”. El verso de Alfred de Musset se refiere a toda obra dramática que arranca lágrimas al público. Tenemos que buscar, más allá de las posibles críticas, la meta alcanzada: una multitud enardecida, emocionada, aplaudiendo como pocas veces lo hemos escuchado en el Centro Cívico. Aquel teatro lleno a reventar desafía todo comentario, nos revela que Guayaquil tiene un público potencial para las grandes óperas del repertorio universal.