El fallecimiento del Dr. José Humberto Sánchez lleva a recordar una etapa histórica de altas realizaciones educativas en el colegio fiscal Aguirre Abad y en el Conservatorio de Música Neumane.
Libertad consciente en toda actuación que proyectaba el vicerrectorado del Aguirre y alegría en el diario trabajo fueron los pedestales que sustentaron la categoría educativa del núcleo que dirigió.
También, la armónica labor que con el rectorado se manifestó con la particularidad de que ambos directivos eran médicos y artistas. El Dr. Francisco Rovira Suárez, eminencia en las cátedras de Psicología y de Biología, era compositor musical. Con el Dr. Sánchez fueron gestores del aula de música que rindió ejemplar resultado con el coro estudiantil y los conjuntos de música nacional.
Inolvidable en este sector educativo fue el auspicio internacional para dictar los seminarios de música clásica y de la música llamada moderna, comprendiendo desde Los Beatles hasta la ópera juvenil Jesucristo Superestrella. Todo fue explicado y con grabaciones de la mejor didáctica. La ópera rock era el signo de intensa vanguardia en la época de esos seminarios que hasta a personas mayores atrajeron los sábados al Aguirre Abad.
Si se acepta que es vital que adolescentes participen en coros, teatro y hagan periodismo activo salvándose de la pasividad de mirar vitrinas, se entenderá el efecto educativo de las participaciones que indicamos.
En el Aguirre hubo varios clubes de periodismo, uno de jardinería y arborización, agrupaciones de dinamismo artístico como la OPA (Organización Progresista Aguirrense) con reglamentos que los estudiantes redactaron.
No se diga de la gran importancia que manifestaba la Asociación Estudiantil con algo de política de vanguardia con su periódico mural.
El teatro con Lucho Mueckay y Mauro Guerrero así como los contactos estudiantiles con numerosos colegios determinaron que el Aguirre sea sede de seminarios intercolegiales de Periodismo con auspicio internacional.
Influyó bastante el periodismo práctico de los estudiantes que además se desempeñaban en el teatro. De aquí se derivaron las revistas impresas del colegio. Esta corriente avanzó caudalosa hasta después de los periodos de los doctores Rovira y Sánchez.
Hechoveraz fueron las columnas que en EL UNIVERSO mantuvieron por varios años los colegiales entusiasmados por esos seminarios: el vicentino, el aguirrense, el lecumberrino, el dolorino, el borjino, etcétera. El cristobalino estuvo a cargo del alumno Jimmy Jairala, quien como tantos otros periodistas colegiales, años después pasaron al periodismo profesional. Y a la política.
Pero esto no es todo cuanto los dirigentes Rovira y Sánchez supieron impulsar. El área de Biología tuvo en los dos maestros prestigio interprovincial. En química, igual, con los doctores Esteves y Posada. En idioma, filosofía, historia y literatura a eminencias como la Dra. Lida Mieles, Carlos Guerra Contreras, Real Murillo, Miguel Ángel Albornoz, Paula Moreno, Palau Ostaiza, Aquiles Rigaíl, Jacinto Velázquez.
El Ing. Félix Chávez fue uno de los gestores del coro estudiantil con triunfos inolvidables. Luego pasó al sector de matemáticas donde también fueron maestros Rubén Espinoza y otros que siguen vitales en las memorias de sus alumnos, hoy catedráticos universitarios y profesionales respetables.
Es justiciero reconocer que los maestros, cuyos líderes fueron los doctores Sánchez y Rovira, se adelantaron a su tiempo. No morirán.
Su influencia perdura. Respetaron toda idea novedosa, cambiaron viejos sistemas formativos y animaron a los profesores a trabajar con armonía y confianza para trascender.