Entre manglares y espesa vegetación se levanta la hacienda La Campanita, a 40 minutos de San Lorenzo (Esmeraldas). Ahí se incautaron 4,7 toneladas de clorhidrato de cocaína en el operativo ‘Huracán de la Frontera’, en septiembre del 2008.
Su acceso es inhóspito. Empieza por los canales de San Antonio, del Viento y La Caída, para luego entrar al río Mataje, frontera con Colombia.
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Es una zona cuya característica principal es la inseguridad, aunque el batallón más cercano, el de los Infantes de Marina Nº 11 de San Lorenzo, realiza controles frecuentes en el sector para evitar el paso de elementos irregulares.
La Campanita está a 20 metros del país vecino, una zona donde la presencia militar colombiana es nula; el terreno está tomado por el frente 29 de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
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Hasta hace dos meses, a un costado de la hacienda, en las riberas del río Mataje, habitaban tres familias y de lo que eran sus hogares hoy solo queda la estructura. “(Las familias) Estaban allí, pero luego de los operativos los dueños de la droga los amenazaron de muerte porque creían que ellos eran los informantes. Ellos huyeron del lugar”, comenta el capitán de corbeta Diego Rubio, encargado de la patrulla.
Desde el Mataje, lo primero que se observa en la hacienda es una vivienda de construcción de madera con capacidad para siete personas. A más de camas, hay un baño y una cocina.
De lo poco que queda en la casa se encuentran notas de venta de víveres, cajas de leche, botellas vacías de cerveza y de agua, entre otros desperdicios.
Según uno de los uniformados que estuvo en el operativo Huracán de la Frontera, en la vivienda había colchones, toldos, ropa, víveres, productos de limpieza –muchos de ellos de marcas colombianas–, “todo para vivir”. Hoy ya no queda nada, apenas la estructura de cinco ambientes, lo que hace presumir que regresaron a recoger sus cosas.
De esa vivienda a las caletas, donde se almacenaba la droga, apenas son 15 minutos de caminata. El alcaloide era embalado en forma de ladrillo y colocado en bidones de plástico cubiertos con una tapa para evitar el agua o la humedad y sobre ella, un medio metro de tierra.
En la propiedad, de unas 250 hectáreas llenas de maleza y vegetación, la red de narcotraficantes supuestamente liderada por los hermanos Jefferson, Miguel y Édison Ostaiza (el primero prófugo y los otros detenidos), con ayuda de las FARC, había construido un desembarcadero para transportar droga y víveres.
“Este era un centro de acopio hasta que se la transportaba (el alcaloide) al mar, donde por medio de buques pesqueros se la envía hacia México y Estados Unidos. En esta zona también se han encontrado varios laboratorios de procesamiento de droga”, comenta Rubio.
Esto apoya la tesis del fiscal antinarcóticos del Guayas, Jorge Solórzano, quien afirma que los Ostaiza trabajaban para la guerrilla de las FARC y que ganaban dinero porque eran los exportadores de la droga.
Según las investigaciones de la Fiscalía se relacionan con los Carteles de Cali (Colombia) y el de Sinaloa (México).
A la hacienda La Campanita, propiedad de Rodolfo Amburgo Coloma, detenido en el operativo del 2008, la asumió el Consejo Nacional de Control de Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas (Consep).
Actualmente se encuentra en trámite un pedido de comodato que hizo la Armada para recibir la propiedad.
Esta hacienda se encuentra sin resguardo por la peligrosidad de la zona, afirma el director del Consep en Esmeraldas, Plutarco Benavides. “Si envío un puesto de seguridad acá, sería sentenciarlos a muerte; los únicos que podrían hacer presencia aquí son las Fuerzas Armadas”, afirma.
Según el proyecto, los marinos recibirán entrenamiento y podrán ejercer control en esa zona.
El 9 de febrero pasado, el Consep autorizó el comodato a favor del Ministerio de Defensa. Todavía no ha sido legalizado porque faltan algunos documentos.
El comandante de la Marina en San Lorenzo, Fernando Recalde, cuenta que el lugar lo requieren para “prepararse en operaciones de alto riesgo y hacer presencia en la zona”.
Mientras que otra finca (de 52 hectáreas) ubicada en el sector de Colope, a una hora y media de San Lorenzo, también se encuentra en posesión del Consep. En ese lugar se incautaron 3,7 toneladas de droga en el operativo ‘Huracán Verde’, en octubre del 2007.
La propiedad, de Luis Bastidas (preso), está ubicada a diez minutos de la vía San Lorenzo-Esmeraldas. Hasta allí se puede ingresar en carro en un camino sin asfalto. Bajando un portón color rojizo hay dos casas de madera, detrás de una de ellas se ubica otra construcción donde se realizaba el proceso de embalaje de la droga.
A unos 30 metros todavía se pueden observar los cinco tanques plásticos azules de agua enterrados en tierra, donde se almacenaba la droga. Unos están llenos por las aguas lluvias, otros permanecen con las hojas de los árboles, en medio de los matorrales.
Según las investigaciones judiciales iniciales esta droga estaba prevista ser transportada hasta México, con ruta final hacia Acapulco, sin embargo, por acción policial, esos planes fueron truncados.
Detalles
Droga bajo tierra
Un operativo realizado por la Marina en noviembre del 2008, en el sector El Cauchal (esmeraldas), punto fronterizo con Colombia, se incautaron cerca de cinco toneladas. Algunos paquetes fueron encontrados bajo tierra y otros a la orilla del mar para ser enviados hacia EE.UU. y México.
Laboratorio
En mayo del 2008, en el sector de La Campanita, la Marina encontró un laboratorio de refinamiento de droga, donde trabajaban unas 60 personas. Esto durante un patrullaje rutinario.