El pintor Marcelo Aguirre se zambulle en una nueva experiencia pictórica: Mutantes. Su obra, que se expone desde la semana pasada en la Alianza Francesa de Quito, proviene de una serie de encuentros íntimos que marcaron al artista.
Su primera experiencia se dio cuando realizaba ilustraciones para el libro de José Miguel Goldaraz sobre la mitología de los Napo Runa, en donde, los seres se transformaban, permanentemente, en hombres y animales. Esto fue fruto de las investigaciones visuales sobre los trabajos de Miguel Ángel Cabodevilla basados en la tradición oral de las comunidades huaorani que desarrolló el artista.
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“En el mundo de los espíritus que se transforman en el hombre puma, en algún momento este hombre me encontró”, indica Aguirre. Pero, añade, que su viaje a la India fue “un detonante”, una experiencia intensa al conocer sobre el dios hindú Ghanesa, el dios que remueve los obstáculos.
Estos episodios cercanos lo conectaron con su obra Mutantes. “Creo que la preocupación de mi obra ha atravesado desde el inicio el ser humano, sus complejidades, su diario vivir, es un eje y los seres están atravesados con elementos tecnológicos”. El autor reflexiona sobre los cambios que se producen en el hombre. “Este va cambiando a nivel corporal, a nivel de conciencia, se oye niños con dos cabezas, ahí hay un cambio genético, de mutación. Vivimos épocas de cambio que exigen una respuesta distinta de abordar la realidad en donde las estructuras se rompieron”.
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En dos cuadros se muestra a la pareja cangrejo (hombre y mujer). “Aquí, se habla cuando uno tiene un atado de cangrejo, hay uno que quiere subir y otro que quiere bajar. Es como una incapacidad de ver en el otro, los éxitos o esos riesgos, de proponer cambios, es un complejo de inferioridad”, dice Aguirre.
También hay otros mitos que se cuentan en su obra como el del incesto. Dentro de esta categoría de los mutantes, en su lienzo de 415 cm por 180 cm, denominado Homus Rhinocerotidae (homenaje a Ramiro Jácome), Aguirre representa un rinoceronte compuesto de varias texturas, de retazos de colores de diversas procedencias, que es el cuerpo de este ser mutante, este animal enorme y a la vez ágil, antiguo, con un cuerno mítico, que pretende dar cuenta del “hombre” en su devenir, desde la piel hacia la coraza, capaz de apagar cualquier fuego con sus patas, como lo sugiere la mitología asiática.
La muestra plástica estará abierta gratuitamente, hasta el jueves 26 de febrero. La obra llegará a mediados de año al MAAC en Guayaquil. A finales de año y principios del 2010 irá a La Habana, Cuba.
Aguirre estudió en el taller de Eduardo Serna en Argentina. Egresó de la Facultad de Artes de la Universidad Central del Ecuador. Fue becario del Instituto Alemán de Intercambio Académico en Berlín, Alemania. En la I Bienal Internacional de Pintura de Cuenca, de 1987, obtuvo Mención de Honor. En 1989, en la II Bienal Internacional de Pintura de Cuenca logró el premio Julio Le Parc. El Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey, México le entregó en 1996 el premio Marco. Ha expuesto en Colombia, Alemania, Cuba, Perú y Francia.