Generalmente los libros de análisis literario suelen pasar desapercibidos del mostrador del librero, tan copado de best sellers, novedades de todo tipo y premios literarios a granel. Este, Información estética en el relato, no debe ser de aquellos. Merece un espacio de la atención de los medios, de los lectores, de los críticos y de los profesores.
Juan Manuel Rodríguez, español de nacimiento pero afincado en el Ecuador desde hace mucho, con carta de naturalización incluida y conocido por sus aportes tanto como catedrático, como por su obra narrativa (cuentos y novelas), se empeña, con este trabajo, en hacer una disección del llamado realismo social en la literatura ecuatoriana y desmonta el discurso, tanto en lo estético como en lo ideológico.
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Rompe tabúes. Y eso, en la enseñanza de la literatura así como en la enseñanza de la historia tan llenas de ellos, se vuelve indispensable.
Dice Iván Carvajal en el prólogo que hace de Información estética en el relato, que “el libro de Juan Manuel Rodríguez provocará un remezón en la crítica ecuatoriana. Bienvenido sea este remezón, pues nos pone en camino de una reelaboración necesaria del mapa literario y cultural ecuatoriano”.
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¿En qué consiste este remezón? ¿Pone el autor sal en la herida? ¿Desde dónde mira con su ojo crítico?
El primer remezón aparece en el simple hecho de que la literatura es siempre ficción. Es decir, Rodríguez desmonta esa idea de que la literatura refleja tal cual el mundo o la realidad. Él afirma que la literatura es siempre ficción, aunque su referente sea la vida. Ahí empieza la primera sacudida.
El segundo remezón se refiere a la transcripción del habla popular en textos de los llamados autores del Grupo de Guayaquil (Aguilera Malta, Gil Gilbert, De la Cuadra, Gallegos Lara y Pareja Diezcanseco).
Encuentra en ello no solo fallas formales, sino incluso problemas lingüísticos y estéticos. Y va más allá: encuentra lugares comunes, tensiones recurrentes, formas que resultan, en lugar de “realistas”, alienantes.
¿Qué realidad? Se pregunta el autor en las primeras páginas, ¿en qué consiste ese realismo? ¿Qué esquemas, recursos, estructuras, motivos e ideologías utilizaron los autores del realismo social ecuatoriano? Rodríguez encuentra que, probablemente, lo que se ha llamado el realismo social no fuera más que “un idealismo social donde se caricaturizan personajes y situaciones en forma novelada, lo cual estaría más cercano al costumbrismo y al folclorismo que al realismo”.
Sin duda su sentencia traerá cola, tan dados que somos a crear mitos sobre nuestros autores y nuestros íconos culturales. Para esta disección, o deconstrucción, como dirían los críticos, Rodríguez aprovecha de las herramientas del análisis literario y de la investigación, hace un examen de todos los componentes de los relatos de su estudio.
Analiza el libro de relatos Los que se van, y luego las obras El muelle y Don Goyo, a esta última se refiere como “una de las mejores novelas ecuatorianas y la fundamental del autor”, aunque persiste en temas reiterados en Los que se van.
Rodríguez es crítico. Pero no condena ni juzga. Su crítica no responde a filias o a fobias y menos a laudatorios comentarios. Contribuye al estudio de la literatura ecuatoriana desde la lectura crítica: se compromete, se juega, busca un sentido e intenta, como dice en sus conclusiones, precisar que “hay alienación en la crítica y que esta alienación de la crítica se recrea, reproduce y manifiesta a través de rituales y liturgias en ese conjunto que suele llamarse intelectualidad”.
Información estética del relato puede desatar cierta polémica. Ojalá así sea. Porque las cosas en la literatura no son en blanco y negro y más bien tienen siempre matices.
Autor: Juan Manuel Rodríguez.
Título de la obra: Información estética en el relato.
Género: Ensayo.
Editorial: Intiyán/ediciones Ciespal.
Páginas: 361.