La multiplicidad de barcos pesqueros de todo tipo, las facilidades para zarpar de cualquier punto de la costa manabita y personas dispuestas a involucrarse en el tráfico de drogas son coadyuvantes para que este tipo de ilícito prolifere en las juridicciones de Manta, Montecristi y Jaramijó, según las autoridades del Ecuador.

La presencia del narcotráfico queda en evidencia con la intercepción en alta mar de barcos con cargamentos ilegales, que zarpan de forma legal del puerto de Manta para supuestas faenas de pesca.

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Javier Rubio, comandante de la fragata Isla Santa Clara, afirma que los narcotraficantes se las ingenian para llevar la droga sin ser detectados.

Los métodos varían al ritmo de los controles que ejerce la Armada en alta mar. Al comienzo se escondía la droga en compartimentos secretos de embarcaciones y desde el 2000 se usan  las  embarcaciones de  fibra de vidrio (denominadas fibras) y lanchas rápidas.

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Así se forma una cadena de naves pesqueras a lo largo de la denominada ruta de la droga, que se encarga de dotar de combustible a las fibras que pueden recorrer entre 60 y 100 millas.

“Los narcotraficantes tienen un sistema de localización por satélite, por lo que cuando se percatan de la presencia de alguno de nuestros barcos dejan el cargamento ilegal en un punto específico y luego de la inspección lo recogen”, explica Rubio. Se trata de una especie de plato con antena que se hunde a cierta profundidad para evitar que sea divisado desde la superficie.

De esta manera los involucrados en el ilícito captan la señal del dispositivo satelital para recuperar y volver a conectar a la carga a la nave y arrastrarla hasta un destino específico.

Un pescador de un barco industrial, quien prefirió mantener su nombre en reserva, da cuenta de estos métodos.

En febrero pasado, en medio de una noche estrellada, los tripulantes de esta embarcación de pesca blanca abastecieron de combustible a una panga que se acercó. “Mi capitán solo me dijo que le venda. Yo no vi que llevaban droga, pero todos sabemos que en esas pangas llevan ese tipo de cargamentos y así van de bote en bote para garantizarse la gasolina que necesitan en sus recorridos”, afirma.

Rubio señala que los abastecedores están relacionados de forma indirecta con el tráfico, a veces sin saberlo.

“La lancha rápida es difícil de detectar y por eso utilizan esta forma y es obvio que los abastecedores conocen del tema”, recalca.

Estas cadenas de naves para facilitar el tráfico se forman a 200 millas de la costa, una distancia que los sistemas de vigilancia con que cuenta la Armada no pueden cubrir.

Los envíos de drogas se negocian primero en la costa del Ecuador. Un armador pesquero del cantón Sucre, afirma que en marzo pasado tres hombres, entre ellos dos con acento extranjero, llegaron a su vivienda, ubicada en Bahía de Caráquez, para pedirle que forme parte de las cadenas del narcotráfico, como se las conoce.

“Llegan a las caletas pesqueras y nos tientan con dinero. A mí me ofrecieron pagarme mil dólares solo por darles gasolina a esas fibras, pero yo me negué”, cuenta este propietario de barcos cañeros.

Se estima que solo en Manta hay unas 1.500 embarcaciones pesqueras de distinto tamaño y tipo, aunque el narcotráfico utiliza más las naves de pesca blanca o artesanales.

CIFRAS: El ilícito

60%
De clorhidrato de cocaína  ingresa al país por mar, según las autoridades locales.

7
Toneladas de droga halló la Armada este año en alta mar.