Cannes. La película del realizador estadounidense  David Fincher  participa en el festival francés.

Con Zodiaco, presentada el jueves pasado en la sección oficial del Festival de Cannes, David Fincher se ha acercado a los Estados Unidos de los años setenta, periodo en el cual el país fue testigo de las sangrientas andanzas de un psicópata, al estilo de Jack el Destripador, que aterrorizó San Francisco.

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Esta cinta, de una severidad y sobriedad escalofriantes, admirable ejemplo de equilibrio entre la acción y la contemplación, confirma el enorme talento de su autor, quien ya fuera elogiado por Seven, El club de la lucha y La habitación del pánico. “No sé hasta qué punto las películas deberían entretener. Busco provocar en el espectador una catarsis emocional, ese es el tipo de cine que me interesa, el que deja cicatrices”, admitió Fincher, quien llegó a La Croisette acompañado  del elenco: Mark Ruffalo, Jake Gyllenhaal y Chloe Sevigny.

A sus 44 años, el director norteamericano, quien cimentó su prestigio desde el mundo de la publicidad y tiene fama de ser muy puntilloso, ha rodado una película de casi tres horas de duración sobre la obsesión de cuatro hombres (un periodista, un caricaturista político, Robert Graysmith, y dos detectives) que persiguieron durante la década del setenta la sombra de un asesino en serie, megalómano y mediático.

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Se trata de la historia de una investigación real que intentó cercar, sin éxito, a este homicida, contada con escalofriante minuciosidad, al punto de que, por momentos, Zodiaco parece más un documental que una cinta de ficción.

A pesar de que el realizador nació en Denver y estudió en Oregon, transcurrió gran parte de aquella época en Marin County, a pocos kilómetros de distancia del territorio donde el depredador actuó.

Y vivió en carne propia el terror, tras la amenaza por parte del asesino de atacar a un bus escolar lleno de niños.  Quizás por ello su filmografía es el reflejo de una sombría visión del mundo, forjada en la infancia.

“Hicimos un gran trabajo de investigación. Hablamos con testigos,  familiares de los sospechosos, con detectives en activo y retirados y con diversas autoridades. Indagamos tanto que hasta encontramos nuevas evidencias, que habían pasado inadvertidas para la policía”, admitió.

Zodiaco carece del clásico final hollywoodense, pues concluye, fiel a la realidad, sin despejar las incógnitas. Esto acaba por redondear una excelente película, poblada de sutilezas formales, cuyas imágenes (gran parte perturbadoras) incorporan numerosas acotaciones, reflexiones y disgresiones sobre el arte de contar una historia, en su forma y en su fondo.