Su producción está cargada de dramatismo debido al talentoso manejo de la descomposición de las formas y la perspectiva mediante el uso de curvas y rectas, el uso de la materia como recurso de su obra y el color en una cromática donde se privilegian amarillos, grises y azules, contribuyen a un singular feísmo.
Andrade Faini ingresó a la Escuela de Bellas Artes de Quito en 1930, bajo la dirección del artista Víctor Mideros. De allí salió una generación de artistas comprometidos con los movimientos populares, que desarrolló una pintura realista con fines sociales.
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El joven quiteño tenía intereses parecidos, por eso su tesis de grado se llamó ‘Miseria social’ y estaba compuesta de una serie de telas y un folleto donde se muestran marginados sociales: mendigos, locos y enfermos, pintados desde los propios ambientes donde habitan estos. Esto fue el inicio de un estilo, donde el intencionado uso de los elementos de composición y la degeneración del espacio aportan una carga de drama al tema pintado.
Los paisajes fueron tema de estudio a lo largo de su carrera. Los hizo tétricos, fantasmagóricos, desolados y con escenas populares. Andrade Faini ganó premios nacionales como el Primer Premio de Pintura del Salón Mariano Aguilera, el III Salón de Julio en 1959 y el Salón de Octubre de la Casa de la Cultura en 1961, y otros. Participó en bienales internacionales.
En las artes aplicadas hizo afiches, catálogos y escenografías de teatro.
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Claves para analizar la obra
La expresión es un movimiento perceptivo que va de adentro hacia fuera, es decir, es el artista quien se imprime a sí mismo a través de la pintura. Y Andrade Faini muestra eso en su obra Oasis 2 o La feria de las larvas. Con gruesos trazos elabora una calle azulada por la que vagan cinco hombres a no se sabe dónde, a ambos lados la realidad es transformada en espacios geométricos que han perdido su dureza para manifestarse en los asfixiados personajes interiores que parecen combatir por salir de sus cabinas. Para el quiteño el arte es vida y en esta obra la siente como la necesidad de existir y evadirse frente a la rigidez de lo lógico.