Se cumple este año el primer centenario del nacimiento del filósofo, dramaturgo, novelista y periodista político francés Jean-Paul Sartre, el más conocido representante del existencialismo y una de las figuras más destacadas de la cultura del siglo XX.

Sartre fue un pensador comprometido con las cuestiones sociales de su tiempo desde una postura socialista que abominaba tanto de la política imperialista estadounidense como del sistema soviético.

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En su obra filosófica y literaria, el autor francés hace una descripción descarnada de las relaciones humanas, mostrando su carácter complejo, conflictivo y ambivalente.

La mirada es la experiencia en la que el otro se hace presente. Ella establece una relación entre un sujeto que mira a un objeto que es mirado. Respecto de las cosas, esta relación es siempre unidireccional y no reversible, pero cuando el que es observado es otro sujeto, otro ser humano, la situación se torna más compleja.
Aquel que es mirado como objeto es, a su vez, un sujeto. Quien mira degrada al otro a mero objeto, lo ve como algo más entre todo lo que constituye su mundo, le asigna un lugar en su proyecto. Al hacerlo, le otorga su “ser objeto”, algo que aquel no lograría sin su mediación. El sujeto, al sentirse observado, se siente mero objeto, se siente “degradado, dependiente y fijo”, y ello le provoca vergüenza. No solo es un ser “para sí”, es también un ser “para otro” que lo convierte en un ser “en sí”.

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Sartre nació en París el 21 de junio de 1905; estudió en la  Escuela Normal Superior de esa ciudad. Allí entabló relación con Aron, Hyppolite, Merleau-Ponty y Paul Nizan. Se graduó en Filosofía en 1927 en la Universidad de Friburgo, Suiza, y en el Instituto Francés de Berlín. Al comienzo de la II Guerra Mundial  se incorporó al ejército.

Desde 1940 hasta 1941 fue prisionero de los alemanes; después de su puesta en libertad participó en las actividades  de la  Resistencia francesa. Las autoridades alemanas, desconocedoras de sus ideas íntimas, permitieron la representación de su obra de teatro antiautoritaria Las moscas (1943) y la publicación de su trabajo filosófico más célebre El ser y la nada (1943).

Sartre dejó la enseñanza en 1945 y fundó, con Simone de Beauvoir, entre otros, la revista política y literaria Les temps modernes, de la que fue editor jefe.

Como se ha dicho, se le consideró un socialista independiente activo después de 1947, crítico tanto con la URSS como con los Estados Unidos en los años de la guerra fría. En la mayoría de sus escritos de la década de 1950 están presentes cuestiones políticas, incluidas sus denuncias sobre la actitud represora y violenta del ejército francés en Argelia.

Rechazó el Premio Nobel de Literatura de 1964 y explicó que si lo aceptaba comprometería su integridad como escritor.

Las obras filosóficas de Sartre conjugan la fenomenología del filósofo alemán Edmund Husserl, la metafísica de los filósofos alemanes Georg Wilhelm Friedrich Hegel y Martin Heidegger, y la teoría social de Karl Marx en una visión única llamada existencialismo.

Este enfoque, que relaciona la teoría filosófica con la vida, la literatura, la psicología y la acción política, suscitó un amplio interés popular que hizo del existencialismo un movimiento mundial.

En su primera obra filosófica, El ser y la nada, Sartre concebía a los humanos como seres que crean su propio mundo al rebelarse contra la autoridad y aceptar la responsabilidad personal de sus acciones, sin el respaldo ni el auxilio de la sociedad, la moral tradicional o la fe religiosa.

Al distinguir entre la existencia humana y el mundo no humano, mantenía que la existencia de los hombres se caracteriza por la nada, es decir, por la capacidad para negar y rebelarse. Su teoría del psicoanálisis existencial afirmaba la ineludible responsabilidad de todos los individuos al adoptar sus propias decisiones y hacía del reconocimiento de una absoluta libertad de elección la condición necesaria de la auténtica existencia humana.

Las obras de teatro y novelas de Sartre expresan su creencia de que la libertad y la aceptación de la responsabilidad personal son los valores principales de la vida y que los individuos deben confiar en sus poderes creativos más que en la autoridad social o religiosa.

En su última obra filosófica Crítica de la razón dialéctica (1960), Sartre trasladó el énfasis puesto en la libertad existencialista y la subjetividad por el determinismo social marxista.

Sartre afirma que la influencia de la sociedad moderna sobre el individuo es tan grande que produce la serialización, lo que él interpreta como pérdida de identidad y que es equiparable a la enajenación marxista. El poder individual y la libertad solo pueden recobrarse a través de la acción revolucionaria colectiva.

A pesar de su llamamiento a la actividad política desde ópticas marxistas, Sartre no se afilió al Partido Comunista Francés, y así conservó la libertad para criticar abiertamente las intervenciones militares soviéticas en Hungría (1956) y en Checoslovaquia (1968).

Otros textos de Sartre son las novelas La Náusea (1938) y la serie narrativa inacabada Los caminos de la libertad, que comprenden La edad de la razón (1945), El aplazamiento (1945) y La muerte en el alma (1949); una biografía del controvertido escritor francés Jean Genet, San Genet, comediante y mártir (1952); las obras teatrales A puerta cerrada (1944), La puta respetuosa (1946) y Los secuestradores de Altona (1959); su autobiografía, Las palabras (1964) y una biografía del autor francés Gustave Flaubert El idiota de la familia (3 volúmenes, 1971-1972), entre otros muchos títulos. Sartre falleció en la capital francesa el 5 de abril de 1980.