Caviezel estuvo suspendido semidesnudo de una cruz en medio de ráfagas heladas durante semanas de filmación. Fue alcanzado por un rayo durante la recreación del Sermón de la Montaña. Un actor que interpretaba a un torturador romano le abrió un tajo de 35 centímetros en la espalda durante una escena de la flagelación, entre otras desgracias.
Caviezel justifica los extremos de violencia a los que apeló Gibson para su película por considerar necesario retratar de manera auténtica el sufrimiento de Cristo.
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