Una reconciliación, el juramento de un amor eterno, la pérdida irreparable de un cariño fueron los sentimientos que vinieron a la mente de muchos al hablar de Carlota Jaramillo y su música, mientras esperaban, la noche del viernes pasado, para ingresar al teatro donde se le rendiría un homenaje a la Reina del Pasillo Ecuatoriano.

Los centenares de jóvenes y adultos que hacían fila en la fría noche quiteña y que por mucho sobrepasaron el número de 700, que era la capacidad del Teatro Nacional Sucre, rememoraban las mismas interminables filas que el público hizo en el primer cuarto del siglo XX para ingresar al desaparecido Teatro Edén, en Quito. Este escenario fue en el que se presentó Jaramillo luego de ganar, en 1922, junto con su hermana Inés, su primer concurso de música nacional amateur.

Luis Realpe, de 65 años, explicaba, ya sentado en una butaca del teatro a la que llegó luego de dos horas de espera, que una guitarra bien afinada y una voz con un particular timbre son suficientes para cantarles con un pasillo al amor y al despecho. Amapola Naranjo, Ana Passeri y Juanita Burbano fueron las encargadas de con su voz, y el acompañamiento de los acordes de once guitarras tocadas por el maestro Julio Andrade, el Ensamble de Guitarras de Quito y el grupo Yavirac, traer nuevamente al escenario a la Alondra Quiteña, nacida en Calacalí en 1904.

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Las casi dos horas de show estuvieron marcadas por poemas hechos pasillos, albazos y tonadas como Honda pena, Para mí tu recuerdo, Faltándome tú, Imploración de amor… y el infaltable Sendas distintas, pasillo escrito por Jorge Araujo, esposo de Jaramillo, que con su letra daba cuenta de la diferencia de edad que existía entre los dos.

Con cada canción, los rostros de los presentes cambiaban. El recuerdo los invadía. A José Carpio, de 60 años, el cachullapi Huasicama le recordaba el silbido que entonaba su padre mientras trabajaba en su banco de carpintero; a Silvia, de 40, el albazo Al fin sabrás, cantado por Juanita Burbano, lo llevó a su niñez cuando en las fiestas de la familia veía bailar con pasitos cortos a sus abuelos.

A la cantante y actriz Carlota Jaramillo no solo la recuerdan en el mundo musical por su voz, por su sencillez, por su interpretación o por ser la artista ecuatoriana que en un mes de 1938 vendió mil copias del disco con el pasillo Honda pena, escrito por el otavaleño Guillermo Garzón. Para Amapola Naranjo, Jaramillo fue la pionera en la defensa de los derechos de autor en el Ecuador, cuando demandó y ganó el proceso por el uso sin permiso que una producción francesa hizo del tema Si tú me olvidas, compuesta por su esposo.

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La noche cerró cuando Juanita Burbano pidió que Nelly Araujo, hija de Jaramillo, subiera al escenario para completar el tributo. Burbano, Araujo, Amapola Naranjo y Ana Passeri improvisaron el tema Quiéreme así. La interpretación arrancó aplausos interminables.

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LA ARTISTA.

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Show
Con este concierto gratuito en homenaje a Carlota Jaramillo, quien murió en 1987 en Quito, a los 83 años, la Fundación Teatro Sucre y el Centro Cultural Mama Cuchara dieron inicio al ciclo de conciertos Nuestra Música.