La salida de la ministra Mónica Palencia en medio de la incontenible avalancha de asesinatos, nunca antes registrada en la historia nacional, deja atemorizada a la población. La ministra estuvo a cargo de las carteras de Gobierno y del Interior desde el inicio de esta administración, desempeñándose luego en solo esta última. Su salida se produce poco antes de la elección presidencial, lo que, parece, ha hecho difícil escoger un titular que la reemplace, y que, siendo eficiente, inspire confianza, tranquilidad, en esta época de terror. La reemplaza un general de la Policía que está siendo cuestionado, especialmente por una supuesta relación con el entorno del prófugo alias Fito. La ministra saliente es conocida por ser una abogada experta, pero, tal vez, no conocía suficiente de materias de seguridad, por lo que el llamado plan Fénix ha resultado un fracaso, por lo que se puede observar todos los días en las noticias y en las calles.

Alertas

Que las políticas de seguridad no avanzan, más bien retroceden, es evidente, y necesitan de un nuevo enfoque para enfrentar al crimen organizado. Lo ideal sería contar con una política de Estado de amplia aceptación, pero, en medio de la disputa electoral, eso es pedir peras al olmo.

El estado de conflicto interno fue decretado a raíz de la toma de las instalaciones de TC televisión, de propiedad del Estado, por un grupo de muchachos, bisoños, armados con un par de revólveres y de escopetas de cazar tórtolas, y ninguna subametralladora o arma de mayor calibre. No hubo consecuencias que lamentar, la policía los redujo fácilmente y poco o nada sobre ellos se ha escuchado después. Otra cosa son las bandas criminales, fuertemente armadas que han segado vidas, han aterrorizado a la población con secuestros y vacunas.

Lo de fondo

En los ministerios a cargo de la seguridad, del Interior y Defensa, se diría, no han encontrado una línea de actuación que los haga más eficientes ante las acciones despiadadas del crimen organizado.

Demostraciones de fuerza, como la de presentar en Durán mil doscientos soldados –dos batallones– como si se tratara de un enfrentamiento con otra fuerza regular fue un error; las bandas criminales se habrán dispersado en la populosa Guayaquil. Un error mayor es la forma en la que se está tratando el caso de los cuatro menores de edad de Las Malvinas en Guayaquil, que fueron detenidos por una patrulla militar de las Fuerzas Armadas, y fueron encontrados, días más tarde, muertos y calcinados en Taura. Creo que lo mejor será dejar que la justicia haga su trabajo; cualquier interferencia del poder público será perjudicial para el prestigio a largo plazo de las Fuerzas Armadas. El mundo observa y está presente.

¿Honorables?

La salida de la ministra del Interior se produce en medio de una reorganización del Gabinete gubernamental para enfrentar la segunda vuelta electoral. Las personas designadas están pasando por el examen de la opinión pública, hoy ampliado por la multiplicación de las redes digitales. Así, se cuestiona que se haya designado ministro de Salud al abogado de confianza del presidente de la República. Por ahora no sabemos si la candidata opositora presentará al público su Gabinete. (O)