Un hombre de mediana edad, divorciado y con padres ancianos enfrenta un escenario complejo. Por un lado, tiene obligaciones como progenitor, lo que incluye pagar las pensiones alimenticias. A eso súmese la responsabilidad con los padres, de otra pensión alimenticia.

Ambas responsabilidades son aportes monetarios para sostener la vida que engendró y con quien le dio la vida. Pero, una importante cantidad de personas adeudan pensiones. La problemática se profundiza cuando los deudores están sin trabajo o sus ingresos apenas les permiten subsistir.

La dignidad de los adultos mayores

Ese problema lo atraviesan las familias que están en pobreza y extrema pobreza que en el país son casi la mitad de la población. Y la búsqueda de soluciones no está únicamente en la emisión de bonos, préstamos o la creación de instituciones para los necesitados.

Resolver el problema implica la formulación de políticas que protejan el inicio y fin de la vida. Las personas deben comprender que conforme se consolidan como parte de la población económicamente activa, se avecina una serie de compromisos con el Estado, la familia y consigo mismo.

El mal y la libertad

El aporte universal al seguro social es una de esas medidas. Así como la equidad de género, donde tanto hombres como mujeres ejerzan la autoridad parental con su dimensión financiera y afectiva; aquello obligará a la planificación responsable de la familia.

A los hombres les haría bien encargarse del cuidado esmerado de los hijos y entender que la pensión alimenticia es solo una parte de la demandante necesidad de una persona en sus primeros años de vida. Y a las mujeres nos vendría bien identificar las dificultades que atraviesan los hombres cuando son los únicos financiadores de sus familias.

Las reformas económicas

Por otro lado, toda la población debe ser consciente de que envejece y debe ahorrar suficientes recursos para los años venideros sin sacrificar los sueños de las generaciones jóvenes. Es cierto, que es una vergüenza el abandono de tantos ancianos, pero esa vergüenza también es consecuencia de la pobre educación dada a las generaciones, las que no construyeron una cultura de ahorro, corresponsabilidad y previsión.

Es imposible que solo el Estado resuelva todas las necesidades financieras de cada habitante. De ahí que cuando las iniciativas comunitarias tienen respaldo, florecen emprendimientos económicos, financieros u otros.

El poder de una visión

Cada vez con más fuerza se escucha la necesidad de una reforma al sistema de financiamiento al IESS. Sin embargo, se requiere una reforma integral al Estado y sus normativas, la apertura a opciones privadas y comunitarias de aseguramiento de la vida.

Pero, una reforma integral necesita de la contribución de personas altamente especializadas en los temas, quienes al menos hayan escrito un documento científico sobre el tema, si se deja solo en manos de los políticos de turno, tendremos otra vez documentos que suenan bien, pero que son inviables en el entorno ecuatoriano. Una reforma integral al Estado debe hacerse con la participación de las universidades y escuelas politécnicas, quienes han de involucrarse en la generación de cambios profundos en el país. (O)