La vez anterior, mi comentario se refirió a las ideas de Julio Mario Sanguinetti; hoy por el discurso de la hija de María Corina Machado en Oslo, durante la ceremonia de otorgamiento del Premio Nobel de La Paz. Si lo analizan en profundidad es una verdadera oración y un clamor universal por la libertad y la democracia, que todos estamos obligados a defender y proclamar.
La democracia surgió en Grecia 25 siglos atrás, Francia manifestó su vigencia con su revolución y EE. UU. la inauguró con su ejemplo el 4 de julio de 1776. Hoy estamos llamados a defender su vigencia en Venezuela y en el mundo entero. Es una grave ofensa al mundo libre, la continuidad del régimen dictatorial de Maduro, de Ortega y de Díaz-Canel. La usurpación del poder en Venezuela y el impedimento a reconocer el triunfo electoral de Edmundo González con el 67 % de la votación es una vergüenza universal.
La injusta agresión de Rusia contra Ucrania, esa guerra incompresible que tiene casi cuatro años y que ahora para terminarla exigen en vez de ofrecer reparaciones la cesión de territorios capturados, es una amenaza y afrenta a toda Europa, es un recuerdo de lo que le puede pasar a cualquier país. Si hoy lo permitimos, no habrá excusa para cualquiera que lo quiera repetir. El ser un país pequeño no debe ser justificación alguna para que un país grande y agresor se salga victorioso con lo suyo.
El Ecuador tiene suficiente experiencia, fuimos víctimas durante dos siglos de la ambición territorial de nuestros vecinos, con la contemplación de toda la comunidad internacional, que no impidió la reducción de nuestro territorio a la quinta parte del tamaño original de la Real Audiencia de Quito. Nuestros vecinos se encargaron de minimizarnos a lo que hoy somos.
María Corina Machado merece el premio Nobel de la Paz, que se constituye en una afrenta para Maduro en Venezuela, un recordatorio de 26 años de opresión y dictadura en ese país y de la valiente oposición liderada por ella, pese a todos los peligros que esto implica. El elocuente discurso de su hija Ana Corina Sosa Machado fue un grito desesperado de auxilio al mundo entero; igual el de Jorgen Watne Frydnes, presidente del Comité Nobel, exigiendo a Maduro la devolución del poder.
La ONU, la Unión Europea, no tiene otra opción que exigir igual, con toda su fuerza, influencia y poder, por todos los medios posibles. EE. UU., con toda su flota naval desplegada en las costas de Venezuela, tiene hoy las justificaciones válidas para intervenir, capturar a Maduro y sus secuaces, entregar en forma inmediata el poder a sus legítimos mandatarios, elegidos por el pueblo venezolano el 28 julio de 2024.
Latinoamérica, la OEA, cada país de nuestro continente deben repudiar el gobierno ilegítimo de Maduro y exigir igual la devolución del poder y la vigencia plena de la democracia en ese país. Igual en Cuba y en Nicaragua. Las cárceles deben abrirse, los perseguidos recuperar su libertad y los crímenes investigados y castigados conforme la ley.
Democracia y libertad son ideales que se corresponden y complementan. (O)










