Es probable que no sabremos nunca por qué el presidente declaró un estado de excepción en todo el país con toque de queda, sin distinguir ni riesgo ni consecuencias distintas en cada área. Peor aún, ante la respuesta de descontrol y violencia de los criminales, casi improvisadamente un general leyó la declaratoria del “conflicto armado interno”. Nuestros políticos son tan malos que lejos de reconocer errores y relatar los problemas que encuentran al ejercer el poder, hasta inventan relatos adjudicándose victorias inexistentes o de otros. ¿Algún día tendremos a una persona honesta y capaz presidiendo con generosidad y humildad?

Desde el presidente, pasando por cada autoridad o jefe político hasta el último ciudadano podemos contribuir a salir del desastre actual sin necesidad de dinero ni tiempo, apenas con franqueza y responsabilidad.

¿Tocamos fondo?

No hay que reeducar a los agentes de seguridad para que dejen de pegar, patear, dar palo terapia, desnudar, burlarse con un trompabulario similar al de los bandidos para maltratar y humillar a quienes detienen. Eso es hacer mal el trabajo para el que fueron entrenados. Sus superiores deben corregir, guiar hacia la legalidad y seriedad para cumplir mejor las labores encomendadas. Nadie se beneficia de prácticas abusivas. Dentro y fuera del Ecuador nos deterioramos más porque los posibles turistas e inversores miran de lo que son capaces de hacer esas personas frente a cámaras, orgullosamente pasarlas a redes, sin reprimendas sino aplausos de superiores. Hay mensajes horribles que piden no filmar ni denunciar para así apoyar a los que violentan ilegalmente a quienes creen delincuentes. Probablemente muchos lo son, pero no va a mejorar su proceso judicial ni rehabilitación sin respeto a la ley. Para complicar más las cosas, la amnistía está garantizada para todos los uniformados, los que hacen bien su trabajo y los otros. La historia muestra cómo manifestantes y criminales agresivos cuyos delitos fueron perdonados por legisladores y gobernantes vuelven a delinquir. ¿No será esa también una razón del caos en el que nos encontramos?

En peores plazas hemos toreado

Cinco minutos de fama

Las patadas de policías y militares no sirven para rehabilitar ni escarmentar, al contrario, aumentan la agresividad y la rabia. Muchos estamos conscientes de la infiltración de las mafias y corrupción que hay en FF. AA., Policía y agencias metropolitanas de tránsito y control. Es hora de que la depuración empiece por actuar dignamente, aplicar lo aprendido en su oficio, seguir entrenando para ser más eficaces, mejores servidores y personas. La valentía también está en hacer lo impopular: sancionar a los incapaces de hacer su trabajo. Sus remuneraciones estatales también son para sacar -ojalá enjuiciar- a los corruptos que abundan en cada institución a vista y paciencia o complicidad de sus compañeros y jefes.

Es urgente que líderes descalifiquen las prácticas violentas y corruptas. Hay que encontrar maneras creativas de mostrar a nuestra población, tan acostumbrada al maltrato, que el camino para salir de la violencia es no repetirla. Se puede hacer mucho más con profesionalismo y justicia, con honestidad, a pesar de la corrupción y los falsos mesías impunes. (O)