Sin ánimos de tomar partido por ninguno de los dos candidatos a la presidencia de la República de Ecuador, no puedo dejar de hacer algunos comentarios.
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Un político maduro debe tener el sentido de la oportunidad: hacer comentarios oportunos y tener silencios oportunos. Los políticos que no tienen este sentido, por lo general, son personas que giran alrededor de sus creencias, de sus deseos de figurar, y, resulta que sus expresiones son inoportunas. Esto se llama inmadurez emocional.
En esta campaña hemos sido testigos de manifestaciones inoportunas: la mención de los “ecuadólares” por parte de dos asambleístas del partido político de la candidata de la Revolución Ciudadana, a quienes evidentemente mandaron a callar. Penoso que se tenga asambleístas que deban ser mandadas a callar por su inoportunidad.
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El futuro es hoy: votemos bien, por favor
Escuchamos también a un asambleísta electo, del mismo partido, que muy suelto de huesos habla de la debilidad del dólar, en tiempos muy cercanos a las votaciones de la segunda vuelta, sin considerar que el tema de la desdolarización es sumamente sensible en el Ecuador, y que le puede significar un duro revés electoral a su candidata.
No sé si realmente son inconscientes sobre los efectos electorales de ciertos temas, o son dogmáticamente conscientes, a tal punto que anteponen esas opiniones sin importar los efectos que sobre las votaciones tengan dichos temas.
En cualquiera de los dos casos antes mencionados, tanto por inconsciencia o por dogmatismo, no son confiables para la conducción de un país. (O)
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José Manuel Jalil Haas, ingeniero químico, Quito