El mayor error de los políticos ecuatorianos del siglo XX fue el creer que con más leyes y restricciones se va atraer más inversión y desarrollo; nada más absurdo. Las leyes son para regular las actividades económicas existente y repartir la riqueza de un país, esto no sucederá en un país en desarrollo como Ecuador, porque no hay nada que repartir; y si un inversionista ve que el salario mínimo en Ecuador es el doble que el de Brasil y México, y si luego quiere reenviar sus ganancias al país de origen, va a tener que pagar el 5 % de impuesto a la salida de divisas, ¿quién va a invertir en Ecuador? Como resultado las únicas inversiones que hay en Ecuador están en el sector de los recursos naturales.
El mejor ejemplo de la libertad de elegir es el fútbol ecuatoriano, un mercado libre abierto al mundo, que ha hecho posible que muchachos de barrios marginales puedan llegar a ser millonarios. Es el mejor ejemplo de la libertad de elegir, en el fútbol no hay salarios mínimos, no hay leyes, no hay restricciones, los equipos y los jugadores negocian libremente sus pases a equipos extranjeros, y gracias a su talento y disciplina llegan a los mejores equipos de Europa o Latinoamérica, es el mejor ejemplo de la libertad de elegir.
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Este paralelismo es la mejor manera de entender por qué el Ecuador no ha despegado ni despegará. Las leyes son restricciones que solo han impedido nuestro desarrollo y generado más corrupción. El desarrollo de un país solo se logra con la libertad de elegir, como dice Milton Friedman que pasó en Hong Kong antes de su entrega a China. Si Ecuador quiere salir del pozo, los delincuentes no pueden tener un partido político; necesitamos reducir el tamaño del Estado; necesitamos reducir el gasto público; necesitamos el dinero barato de la banca extranjera. Si no se hacen estas mejoras, no hay solución. (O)
Juan Orus Guerra, arquitecto, Guayaquil