Desde el año 2008, en un intento de crear un marco jurídico que dure “300 años”, se creó un aberrante sistema que ha retrasado a nuestro país. Las entelequias no pueden encontrarse al servicio de ellas mismas, todas deben apuntar al servicio de la humanidad, entre ellas, el mismo Estado. Sin embargo, nuestra Constitución parecería ser una suerte de “estatocentrismo” en que absolutamente todo gira alrededor del Estado y no del ciudadano y de su beneficio, lo que degenera en una crisis social.

Cortes de energía y la honestidad

Un ejemplo de aquella premisa es justamente el déficit de energía eléctrica que hoy padecemos. Que las causas son varias, indiscutible, pero las salidas, precisamente por el marco constitucional en el que nos encontramos, son muy pocas. Todos los servicios estratégicos –entre estos la energía–, por decir lo menos, son del Estado, y ya hemos visto cómo nuestra calidad de vida se ha desmejorado. El Estado no es buen administrador.

Cambios necesarios en la generación de energía

Es la iniciativa privada o la de las personas la que permite satisfacer realmente las necesidades, no los artilugios de papel que sin recursos económicos no sirven. Todos los candidatos a elección popular deberían apuntar a un nuevo modelo. (O)

Publicidad

Marcos Víctor Zambrano Reyes, abogado, Guayaquil