Jorge Familiar

Para América Latina, el 2014 no fue tan positivo como imaginábamos. Esperábamos que un país latinoamericano ganase la Copa del Mundo, trayendo nuevamente el trofeo a las Américas. En un tono más serio, también esperábamos que el crecimiento económico de la región mantuviese un ritmo constante aunque más lento. Sin embargo, de acuerdo a nuestros últimos pronósticos, la región apenas podrá crecer un uno por ciento este año.

El crecimiento no llegará fácilmente. Una expansión alimentada por las materias primas, como la que experimentó América del Sur en la última década, difícilmente volverá a repetirse, dada la menor demanda mundial por sus productos, en particular desde China. Las históricas conquistas sociales logradas por la región en los últimos diez años corren peligro. América Latina deberá depender de sí misma para mantener estas conquistas.

El desafío aumentará la presión sobre las arcas públicas. Por lo tanto, se le conferirá una gran importancia a aquellas políticas que logren impulsar el crecimiento manteniendo el foco sobre los pobres. Y cuando hablamos de inversiones públicas que logren ambos objetivos, muy pocas de ellas tienen el alcance de la educación.

En una región donde el acceso a la educación hasta el nivel secundario es casi universal, el desafío central es la calidad. Sin embargo, todas las semanas –debido al ausentismo docente, baja cualificación y nivel salarial, así como escaso liderazgo escolar– los alumnos de las escuelas públicas de América Latina y el Caribe pierden el equivalente a un día completo de clases. Esta es una de las conclusiones más importantes del informe del Banco Mundial ‘Grandes docentes: cómo mejorar el aprendizaje de los alumnos en América Latina y el Caribe’.

Otra de las conclusiones es que aquellos individuos que ingresan a la carrera docente en América Latina tienen un nivel académico menor que el promedio. En Singapur y Finlandia, los docentes provienen del tercio superior de estudiantes. Y esto me lleva a los maestros-estrellas.

América Latina es conocida por sus grandes estrellas de clase mundial, sean escritores, ídolos de fútbol o artistas. Shakira, por ejemplo, es admirada por su música y talento, y también por sus años de dedicación a mejorar las vidas de los niños, pero la región podría beneficiarse de tener docentes que sean la mitad de admirados que las estrellas de la música.

Existe un consenso, cada vez mayor, de que el camino hacia el crecimiento a largo plazo de las economías latinoamericanas debe forjarse a base de la productividad. Esto significa principalmente invertir en industrias más intensivas en conocimiento, que inserten a la región de una manera más competitiva en las cadenas de valor globales.

Esta transformación requerirá de una fuerza laboral capacitada; y la calidad de la educación debe mejorar rápido. Para evitar el riesgo de ampliar la brecha de ingreso en el proceso de tornarnos más productivos, la calidad de la educación no puede limitarse a unos pocos afortunados.

La calidad de la educación es crucial para impulsar el crecimiento de América Latina y mantener las conquistas sociales.

* Jorge Familiar es el vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe. (O)