El defensor del lector es una forma de autorregulación asumida por diversos medios en el mundo. Se trata de un miembro del personal del medio que trabaja con total independencia y que realiza por petición de los lectores o por iniciativa personal observaciones respecto de las informaciones presentadas por el medio que no cumplen las normas profesionales y éticas, y lo hace públicamente, en un espacio en el propio medio. Se busca así defender el derecho de los ciudadanos de recibir información confiable e imparcial, producida con gran honestidad intelectual. Generalmente, es un periodista de enorme experiencia y una persona de sólidos y claros principios éticos.
La Ley Orgánica de Comunicación en su artículo 73 crea la obligatoriedad de los medios de alcance nacional de tener un defensor de su audiencia y lectores, pero designado por el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social mediante concurso público. Es decir, será un funcionario público, elegido de la manera establecida para ello. Se dice que “contarán con mecanismos de interactividad con sus audiencias y lectores y espacios para la publicación de errores y correcciones”.
Sin embargo, el presidente del Consejo de Regulación ha dicho en una entrevista radial al hablar del tema que “una visión externa o la visión de otros sectores puede llegar a ser enriquecedora a la hora de definir cuál va a ser la agenda informativa a tratar, cuáles van a ser los temas a tratar”, es decir, iría más allá de lo establecido en la ley y en contra del derecho a la libertad de prensa, que consagra el de trabajar en ellos con independencia.