A más de veinte días del último rastro de Natalia Ojeda y su hija Sabina A., su familia mantiene una preocupación que aumenta con el paso del tiempo.
Ellas desaparecieron el 3 de enero de 2023. En dicha fecha Natalia se comunicó con su padre y su hermana mayor, les comentó que estaba de paseo con su hija y Manolo A, padre de su pequeña de apenas un año y medio.
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Había señalado que estaba en Mindo, una población en el noroccidente de Pichincha. Desde esa fecha no volvieron a tener comunicación alguna.
Andrés Ojeda, hermano de Natalia, señaló que desde el 5 de enero les surgió la preocupación por saber de ellas, pues no se habían comunicado.
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Les llamó más la atención que Natalia haya dicho que estaba de paseo con el padre de su hija, con quien estaba separada hace año y medio, el mismo tiempo de edad de su bebé.
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Para ellos se volvía a producir uno de los episodios de violencia por los que tuvo que pasar Natalia.
Recuerdan que en varias ocasiones dejaban de recibir alguna noticia de Natalia, que se le impedía que tuviera contacto por mensajes o llamadas con amigos y familiares. Y alguna vez la encontraron encerrada en casa por su pareja.
Ella es la tercera de tres hermanos, trabajaba en la Plataforma Gubernamental Norte, pero desde los primeros días de enero no se presentó a laborar.
Ante la desaparición, la familia Ojeda decidió ir a buscar al padre de Manolo en Riobamba, provincia de Chimborazo. Ahí el padre desmintió que ellos hayan viajado a Mindo, pues aseguró que los días 1, 2 y 3 de enero la pareja, junto con la niña, permanecieron en su casa.
El padre de Manolo también les habría indicado que la pareja abandonó su domicilio de manera repentina, que le dejaron un celular y una carta. Lo que sí agregó fue que su hijo le dijo que estaba en problemas y que necesitaba dinero, por eso le prestó aproximadamente $ 3.500.
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La carta estaría escrita por Natalia y en ella pide perdón y asegura que está arrepentida por haber tomado decisiones que nunca quiso, y que está en riesgo su vida, la de su hija y la de Manolo. Que crean en ella, que todo está bien.
También menciona sobre una posible salida hacia Venezuela.
Sin embargo, esta carta no concuerda, según sus familiares. Ellos sostienen que dejó su pasaporte, su ropa y la ropa de su hija, también que la pericia de grafología indicaría que pudo haber sido escrita bajo presión.
Andrés Ojeda agregó que días atrás recibió la llamada de una mujer, indicando que había tenido una discusión con Manolo y que ella le advirtió a Natalia que estaba en peligro.
El teléfono que fue dejado junto a la carta no tenía chip ni registro de mensajes, únicamente contaba con una llamada realizada en la madrugada.
Según detalló Andrés, se contactaron con el número de aquella llamada y dieron con un taxi cuyo conductor declaró que les trasladó desde Riobamba hasta Quito.
De momento esos son los indicios con los que cuentan, mientras tanto, las ansias por encontrar a sus seres queridos con vida se vuelven más difíciles.
El 13 de enero ingresaron la denuncia formal por la desaparición de Natalia y su hija. Lo hicieron en Fiscalía, porque había pasado el tiempo regular para denunciar en la Dinased.
Fiscalía, por su parte, realizó una serie de allanamientos en el departamento donde vivía Manolo, en la oficina, y en la casa de su padres.
Los exámenes de luminol habrían arrojado resultados negativos, sin embargo, de manera preliminar se conoce que existen varios elementos que permanecen en la investigación.
La familia Ojeda ha participado en una serie de plantones y marchas en busca de una respuesta sobre el paradero de Natalia, su hija y su expareja.
Este viernes se prevé que se apuesten en los exteriores de la Fiscalía de Pichincha, a partir de las 16:00.
Hasta entonces, señalaron que confían en el trabajo de los agentes fiscales, quienes están cotejando cámaras de seguridad, movimientos bancarios, entre otras diligencias. (I)