Hace tres años en Guamaní, la Ecuatoriana, en el sur de Quito, El Panecillo, en el centro, y Jaime Roldós, en el norte, se detectó la presencia de organizaciones delictivas en lo que se denominan santuarios, que son espacios territoriales en donde había incremento de violencia, robos, extorsiones e inseguridad debido al control de las bandas por sobre la presencia de entidades del Estado.