Con 123 votos, el pleno de la Asamblea Nacional aprobó el martes, 5 de diciembre, la Ley de Vigilancia y Seguridad Privada como un instrumento complementario en la lucha contra la delincuencia.
La propuesta crea y regula el Sistema de Vigilancia y Seguridad Privada; la prestación de servicios de vigilancia para la protección de personas, bienes muebles e inmuebles y valores; formación y capacitación para los integrantes de este sector; y licencias para portar armas.
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“Cambios de fondo no hay, solo cambios de forma que, de hecho, ya se venían cumpliendo, pero que no estaban puestos en la ley”, dijo a EL UNIVERSO el experto en seguridad John Garaycoa, quien tiene más de 30 años trabajando en la seguridad privada a cargo de la compañía Mac Security.
Él sostuvo que lo que ya estaba en decretos y en reglamentos se pasó a la ley. Mencionó, por ejemplo, que la capacitación de los guardias, que se destaca en esta nueva ley, ya se da desde hace ocho años cuando se crearon los centros de capacitación avalados por el Ministerio de Gobierno.
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En ese sentido aclaró que las capacitaciones las pagan los guardias, como si se tratara de la obtención de una licencia de conducir, que cada nivel (hay tres cursos) cuesta 300 dólares y que los postulantes completan los cursos en el tiempo que elijan.
Asamblea Nacional aprobó ley que permite portar armas a trabajadores de seguridad privada
Además, refirió que los guardias siempre han podido portar armas pese a que se suspendió el porte en 2009, porque el entonces presidente Rafael Correa emitió un decreto que dispuso que las empresas de seguridad privada puedan manejar armas.
“Pensé que (la nueva ley) diría algo con respecto a que los guardias a título personal puedan tener permisos, pero no es así. El permiso para portar armas sale a nombre de la compañía y la empresa de seguridad entrega a sus guardias credenciales y salvoconductos para el uso”, explicó Garaycoa, quien añadió que los celadores no se llevan las armas a sus casas.
En el caso de Mac Security, un supervisor las pasa recogiendo o se deja el arma en una caja fuerte dentro del establecimiento.
En cuanto al sueldo de un guardia de seguridad, el básico para ellos es de 455 dólares (más todos los beneficios de ley), y Jorge Villacreses, también conocido como el “Alguacil de la Seguridad”, dijo que el tema salarial ya está regulado en la tabla sectorial y que solo debe ajustarse a esta reglamentación.
Pero Carlos Arrobo Bustamante, de la Asociación de Trabajadores de Seguridad, afirmó que es una carrera de resistencia frente a los constantes cambios de contratos y las reducciones salariales que se han venido dando para este gremio, que en Ecuador congrega a unas 120.000 personas.
“Los guardias trabajan de lunes a domingo y tienen días francos a veces fin de semana y a veces entre semana. El problema que sí tenemos es que cuando salen contratos grandes, se contrata la cantidad de hombres requeridos, pero cuando se acaba el contrato, el guardia lo considera un despido intempestivo y esto se vuelve un problema laboral, legal entre la compañía y el guardia”, expresó John Garaycoa.
Él dio como ejemplo la polémica que hubo con los guardias del Malecón Simón Bolívar. En ese caso el alcalde acabó de forma unilateral el contrato con la empresa de seguridad, dijo.
“¿Qué hace la empresa con 60 hombres si se acabó el contrato? No podemos caer en sanción de despido intempestivo”, comentó Garaycoa y señaló que eso también debe regular el Ministerio del Trabajo.
Además, la ley permite que las compañías de seguridad acompañen a sus trabajadores cuando enfrenten procesos jurisdiccionales por actuar en defensa de la vida y ejerciendo debidamente su labor.
Para Villacreses, es positivo que las empresas respalden a sus trabajadores cuando enfrenten un problema legal siempre que sea estrictamente en ejercicio de sus funciones, pues en la Asamblea se mencionó que los celadores podrían intervenir en temas de delincuencia ciudadana.
Garaycoa tampoco está de acuerdo con que los guardias repelen ataques; primero, sostuvo, están en desventaja, ponen en riesgo su vida y las instalaciones de su trabajo.
“El guardia no gana para eso, puede ayudar a cuidar el espacio adyacente a su puesto de servicio y comunicarse con la Policía ante cualquier novedad”, manifestó el experto. (I)