Faltaban pocos minutos para que sean las 21:00 del viernes 14 de junio. Un ciudadano llegaba a su casa, descendió de un vehículo en la calle César Aníbal Espinoza y Fidel López Arteta, en el sector de Luluncoto, sur de Quito, sin sospechar que iba a ser blanco de la delincuencia.