“Cuáles son los componentes de una política de seguridad efectiva que, además, garantice el desarrollo económico y social de un país” es el tema que este jueves, 21 de noviembre del 2024, abordará el expresidente colombiano Álvaro Uribe en un foro que dictará en Quito junto con el expresidente del Gobierno español Mariano Rajoy. Ambos hablarán desde sus experiencias como jefes de Estado, pero también desde el análisis que hacen como personajes aún activos en la política internacional.

El evento es organizado por la empresa Impacta. El propósito es que al final de las conferencias “todos podamos unirnos para construir un Ecuador más seguro y próspero”, según su director, el consultor Daniel Molina.

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En una charla vía Zoom con EL UNIVERSO, Uribe adelanta algunas de las reflexiones que compartirá en su exposición, dirigida principalmente a empresarios del país.

Uribe -gobernó al vecino país entre el 2002 y el 2010- señala que la seguridad “es un valor democrático, una fuente de recursos”. “Sin seguridad no hay una política económica, de creación de empleo y de oportunidades, de crecimiento, de emprendimiento que sea sostenible. Y lo primero que se necesita (para la política de seguridad) es una total claridad y determinación política; luego, por supuesto, una gran pedagogía para que la ciudadanía de cualquier país lo entienda y así asegurar el apoyo popular, que es lo que la hace sostenible. Y para que sea sostenible también se debe acompañar de una gran política de crecimiento económico y de promoción de la cohesión social”, refiere.

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Dicha política de crecimiento económico, a su vez, se sustenta en la seguridad jurídica y la política. “Cuando yo era presidente, alguien decía: ‘¿Por qué si en Ecuador hay un régimen tributario más amistoso invierten tanto en Colombia?’. Porque estábamos dando seguridad física, política y jurídica. Después dimos incentivos tributarios a la inversión y redujimos sustancialmente el tamaño del Estado. Eso trajo un ahorro de seis puntos del PIB (...). Y nos decían: ‘¿Quién nos va a garantizar que estas reglas de juego sigan?’, entonces creamos una norma que se llamaba la Ley de Estabilidad y se pudo hacer 69 contratos con igual número de inversionistas con estabilidad en los siguientes 20 años”.

“Nosotros no teníamos la idea de rebajar impuestos, pero sí de darle una reducción tributaria del 30 % al 40 % a quien empleara su capacidad productiva, darle a quien sembrara cultivos de tardío rendimiento diez años de exención tributaria en el momento en que esa era la etapa productiva, para la construcción de nuevos hoteles dimos 30 años de exención tributaria. Y decían los adversarios que eso no iba a servir. Claro que sí sirvió. Colombia duplicó el número de habitaciones hoteleras. Y otros decían: ‘No, mire, eso le va a costar mucho al fisco. Nuestra respuesta era: ¿Cómo le va a costar al fisco si son inversiones que no tenemos?...“.

Uribe agrega que el objetivo de una política de seguridad eficiente y una política económica sostenible es el fortalecimiento del tejido social.

“Nosotros proponíamos pasar de un círculo vicioso a un círculo virtuoso. Pasar del círculo vicioso de más violencia, menos inversión, más pobreza, al círculo virtuoso de más seguridad, más inversión, menos pobreza. (...) Nosotros teníamos lo que se llama el triángulo de la confianza. Trabajar en la seguridad, también en la promoción de la inversión privada y además la política social. Nosotros logramos, por ejemplo, que casi el 100 % de los colombianos tuvieran seguro de salud, sumamente completo y bueno. También con la Bolsa Escuela Familia alcanzamos 2′600.000 familias, el programa de apoyo a los ancianos pobres (...). Se creó en el Servicio Nacional de Empleo de Colombia un fondo que se llamaba Emprender. Eran créditos no reembolsables de los estudiantes emprendedores, pero quedamos cortos. Hoy habría que hacer mucho, mucho más”, recuerda.

Al consultarle si una nación puede combatir sola el problema de la inseguridad, Uribe refiere que se requieren el apoyo y la acción de muchos países.

En su momento, relata, él tuvo el apoyo de los gobiernos ecuatorianos de Lucio Gutiérrez, Alfredo Palacio y Gustavo Noboa en el combate al narcotráfico.

“Con Palacio siempre hubo una discusión que, yo entendí, él no quería que se fumigara en una franja de 20 kilómetros hacia el territorio colombiano contada a partir de la línea de frontera, lo respetamos un buen tiempo, pero al año se mostró que lo habían llenado nuevamente de coca. Pero tengo que decir que el presidente Palacio nos ayudó y se pudo sacar de Ecuador, en cuestión de horas, en un proceso de exportación, a Simón Trinidad (uno de los líderes de las FARC). Esto (el narcotráfico) es un crimen internacional más poderoso que cualquier Estado. Los mismos Estados Unidos necesitan cooperación internacional. Ellos solos no pueden, por ejemplo, frenar todas esas migraciones ilegales...”.

Rafael Correa y Álvaro Uribe se enfrentaron por el caso de Angostura en la Cumbre de Río en el 2008.

Sobre Rafael Correa, el exmandatario prefiere no decir mucho. “Lo que pasó en esa época está registrado en todos los medios audiovisuales, se habló con mucha franqueza”. Pero agrega que siempre que le preguntan sobre el bombardeo del Ejército colombiano en Angostura, en marzo del 2008, él aprovecha para “pedirle perdón al pueblo ecuatoriano de corazón”. En esa operación murió el líder insurgente Raúl Reyes.

“He dicho que no era un bombardeo contra Ecuador, contra su soberanía o su pueblo. Allí estaba instalado un grupo terrorista y desde allí controlaba los secuestros. Dos meses después de esa acción fue posible el rescate de tres norteamericanos y de muchísimos colombianos secuestrados, como Íngrid Betancourt”, recuerda.

El gobierno de Daniel Noboa declaró como terroristas a los grupos de delincuencia organizada (GDO) hace casi un año. ¿No fue elevarlos de categoría?, se le consulta al exmandatario.

“Ese es un tema que no puede subjetivizarse. En una democracia en la cual hay gobierno, partidos de oposición y una constitución, quien se rebele en armas debería considerarse terrorista. Si atacan a la población, asesinan candidatos presidenciales, etcétera, eso es terrorismo. Las cosas hay que llamarlas por su nombre”.

A raíz de la declaratoria a los GDO, Noboa decretó un conflicto armado interno y tomó una serie de medidas como la adopción de sucesivos estados de excepción, el incremento del IVA para financiar “la guerra”, una reforma constitucional para fortalecer la cooperación de FF. AA. y Policía, endurecer penas y eliminar beneficios penitenciarios... ¿Qué resultados ya deberíamos esperar?

“Estos liderazgos tienen que poner mucho cuidado en los compromisos. A mí me preguntaban mucho eso, cuánto tiempo demorará usted para que Colombia esté seguro. Yo decía: ‘No puedo comprometerme’, pero a lo que sí me comprometo es con una acción que ustedes van a ver día y noche para que el país sea seguro, con valores democráticos. Entonces me decían: ‘Vamos a perder la fe si usted no se compromete con unas fechas, vamos a perder la fe’. Voy a hablar en Quito y Guayaquil sobre las victorias tempranas. Hay que ir acumulando una victoria tras otra para que, sin comprometerse con unas fechas que puedan inicialmente generar regocijo, el incumplimiento genere frustraciones. Hay que ir construyendo confianza con avances, meta por meta”.

Pero la percepción y la vivencia ciudadanas son que la delincuencia no da tregua. ¿Cómo la ciudadanía puede tener confianza de que con esas metas parciales se logrará algo?

“El tema no es de anuncios. Cuando hablo de victorias parciales me refiero a demostrar resultados que se van obteniendo y que se van acumulando, y eso puede influir en la tranquilidad de la ciudadanía, construir confianza ciudadana, pero avanzando en lo económico y social. Logramos tener en ocho años un gran apoyo del pueblo colombiano que nos facilitó gobernabilidad, pero era porque íbamos avanzando con números en reducción de secuestros, de crímenes, de narcotráfico. Íbamos avanzando en la economía, en políticas sociales, todo cuantificado, y manteníamos un diálogo permanente con los colombianos. No discursos. Diálogo”. (I)