Sin profundidad en cómo se implementarán las promesas de campaña, con ataques y con un ritmo plano, monótono; así fue el debate presidencial entre Luisa González, del movimiento Revolución Ciudadana (RC), lista 5, y Daniel Noboa, de la alianza ADN, listas 4-35. Además, el evento del domingo 1 de octubre mostró cambios en los candidatos que dejan una percepción distinta a diferencia de cómo actuaron en el primer debate.

El acto se realizó a catorce días de las elecciones del 15 de octubre. Los dos candidatos llegaron a Ecuador TV, lugar donde fue el debate, usando chalecos antibalas, que se los retiraron para el momento del evento y luego se los volvieron a poner al abandonar el edificio.

Hasta ese día las expectativas sobre cómo se presentarían los candidatos giraban en torno a su intervención en el debate de la primera vuelta y el desempeño que han tenido desde que se confirmó su paso al balotaje.

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Se ha dicho que Daniel Noboa fue el ganador del primer encuentro por mostrarse lejos del conflicto, por no repetir ataques de los políticos anticorreístas y por concentrar su discurso en los jóvenes y la tecnología. Asimismo, de Luisa se ha dicho que en aquella ocasión no le fue bien por aferrarse al pasado del gobierno de Rafael Correa y por arremeter contra sus adversarios.

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En el último careo, Daniel Noboa tuvo una intervención lineal, aunque sonreía. Para responder algunas preguntas o hacer comentarios leyó los apuntes que tenía a la mano. Además, se esforzó por marcar diferencias entre los negocios del Grupo Noboa y su familia. Mencionó que la salud y la educación pública deben ser gratuitas y no pueden privatizarse, hasta señaló que el internet debería ser un servicio público.

Esta vez, a diferencia del primer debate, puso empeño en atacar al correísmo. Preguntó a su oponente sobre corrupción, sobre intenciones de desdolarizar la economía y mencionó la recompensa de $ 5 millones que Estados Unidos ofrece a cambio de información sobre el crimen de Fernando Villavicencio.

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Pero lo más recurrente en Noboa fue mencionar la tabla de consumo de drogas, que fue aprobada en el gobierno de Rafael Correa. Apegó el tema con los problemas en menores de edad.

En uno de esos momentos, al hacer una contrarréplica a González, Noboa dijo lo siguiente: “Nosotros queremos que vuelen libres y alto, pero no porque están drogados nuestros niños por culpa del microtráfico. ¿Cómo asegurar que exista seguridad en los planteles al no eliminar la tabla de drogas que incentiva inseguridad y violencia en las escuelas?”.

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A lo que la candidata de la Revolución Ciudadana respondió: “Me tiene un poco preocupada esa fijación que tiene con las drogas, señor Noboa. Y si le parece mal la tabla, que es de umbrales, para que la gente pobre que tiene adicción a drogas no vaya presa, porque los ricos cuando tienen adicciones no van a cárceles, van a clínicas, incluso en el exterior. Esa tabla es para no llenar la cárcel de gente con problemas de salud. Y quiero dejar bien en claro, ¿por qué no propuso usted, señor Noboa, que se elimine esa tabla cuando fue asambleísta? Esta tabla es para adultos, no para niños, la tienen todos los países desarrollados como política de salud, no política de prisión a pobres, sobre todo”.

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En cuanto a sus propuestas, el candidato de ADN se desdijo de su intención de tomar $ 1.500 millones de las reservas internacionales. Aclaró que ese sería el “plan z” solo si no logra obtener los recursos necesarios para obras.

Anunció que eliminará el impuesto a la salida de divisas (ISD), con el fin de atraer a la banca internacional. En materia de seguridad, describió que ejecutaría el plan Fénix, el cual consiste en militarizar las fronteras, puertos, caminos que lleven a los puertos, para asegurar las exportaciones, segmentar adecuadamente las cárceles y crear cárceles barcazas.

La puesta en escena de Luisa González tuvo una ostensible diferencia a la primera vuelta. Apeló a la unidad y a dejar atrás las confrontaciones.

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Esta vez no trató de posicionar una frase en particular, mucho menos una que aluda al pasado gobierno de Correa -en el primer debate repitió como mantra el mensaje “Ya lo hicimos”-. En un momento remarcó que la presidenta de la República sería ella, no Rafael Correa.

Pero no dejó de referirse a que en su eventual gobierno se retomarían programas o servicios que antes existieron. González se ubicó en el papel de ser una usuaria más de los servicios públicos, como el de los hospitales. Y señaló que devolvería a las universidades el presupuesto que se les recortó a cambio de que se incrementen los cupos para estudiantes.

Su plan para combatir la inseguridad se denominará Plan de Resurgir de la Paz y Seguridad, mediante el cual ofreció destinar $ 500 millones para la Policía Nacional. Que se ha reunido con representantes de varios países, incluyendo al embajador de Estados Unidos, para coordinar acciones conjuntas para atacar al crimen organizado transnacional.

Reafirmó que no piensa quitar el dólar de la economía, sino que fortalecerá al sistema de dolarización.

A la pregunta de Noboa sobre si está de acuerdo con la recompensa en el caso Villavicencio, Luisa González no solo respondió afirmativamente, sino que agregó que su tienda política promueve la creación de una comisión en la Asamblea para investigar el crimen.

Daniel Noboa y Luisa González ofrecen un plan de pagos para la deuda del IESS

Los ataques más fuertes de la candidata hacia su contrincante fueron sobre la relación Bernardo Manzano, el exministro de Agricultura de Guillermo Lasso, con las empresas del Grupo Noboa. Al respecto, preguntó a Daniel si Manzano trabajó en la corporación, a lo cual el candidato de ADN contestó afirmativamente.

Lo dicho por Luisa González en este punto -aunque no profundizó sobre esto en el debate- tiene relación con supuestas irregularidades en torno a la designación de Bernardo Manzano, a quien se lo vincula con presuntos nexos con la mafia albanesa, con el fin de incrementar los cupos de exportación de banano. Por ello, la candidata invitó a los jóvenes, puntualmente, a buscar en Google quién es el exfuncionario de Guillermo Lasso.

Cuando se topó el tema de Manzano, Daniel Noboa terminó mencionando al exministro del Interior del gobierno de Rafael Correa, José Serrano, relacionándolo con el narcotráfico.

José Serrano a Daniel Noboa: Me ha injuriado, calumniado, señalando que tengo algún tipo de vínculo con el narcotráfico

El debate culminó al cabo de casi dos horas, con el mensaje final de cada candidato.

Inició Noboa. Agradeció el apoyo recibido al “proyecto joven”. Aseguró que en ese momento “ha ganado el futuro sobre el pasado”, “la esperanza sobre el odio”. Y que el 15 de octubre, con el respaldo de los votantes, dará un salto “hacia el futuro del Ecuador” y de las familias.

González ocupó el tiempo para hablar de los sectores no mencionados durante el debate: mujeres, personas con discapacidad, transportistas, agricultores. E hizo una invitación a Noboa a continuar el debate en TikTok. “Como su presidenta seré su voz, la voz con la que escribiremos el futuro maravillo del Ecuador”, destacó González. (I)