Cansados pero con la sensación de haber ganado una dura batalla al gobierno del presidente Guillermo Lasso salieron de Quito miles de indígenas, hombres, mujeres y niños, de todas las edades y nacionalidades. Lo hicieron a bordo de volquetes, camionetas, autos y buses, para regresar a sus provincias, principalmente de la Sierra y Oriente. Ondeaban victoriosos las banderas de Ecuador y la whipala, característica del movimiento indígena.